La peor situación ocurrió en el CAI del barrio La Aurora, en el sur de la capital, en donde la multitud prendió fuego al cuartelillo en cuyo interior estaban 10 policías que lograron escapar del fuego.
"El nivel de destrucción, de violencia, de ataque contra los ciudadanos, contra nuestros bienes públicos y contra nuestra policía, es realmente insólito", dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.
La Alcaldía también informó que 104 autobuses de transporte público de Bogotá fueron afectados por la acción de los vándalos y que tres de ellos fueron incinerados.
Como consecuencia de esos ataques, la empresa Transmilenio comenzó a operar hoy más tarde de lo habitual y lo hará solo hasta las tres de la tarde con solo el 60 % de su flota.
La presión en las calles no cede, ante la vigilancia de la comunidad internacional que denuncia abusos de la policía en las manifestaciones.
La violencia estalló también en Cali el lunes dejando cinco muertos y una treintena de lesionados.
Según la fiscalía detrás de los desmanes están disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016; el ELN, la última guerrilla reconocida en Colombia; y bandas narco.
Además de las movilizaciones y disturbios se suman bloqueos en vías que conectan al país. Algunas ciudades como Cali registran desabastecimiento de gasolina y preocupación por el paso de camiones con insumos médicos en plena pandemia.
Con información de AFP, EFE y Reuters