Regiones del país permanecen bajo estricto confinamiento. El ministro de Salud, Enrique Paris, dijo que la alta tasa de vacunación (49% de la población objetivo ha recibido las dos dosis requeridas) significaba que era seguro votar, pero instó a las personas a regresar a casa tras sufragar.
En el acomodado barrio capitalino de Las Condes, la abogada Aranza Escobar, de 26 años, dijo a Reuters que Chile necesitaba "cambios radicales". "Espero que Chile se transforme en un país para vivir dignamente", afirmó.
En la cercana Lo Barnechea, Javiera Espinoza, de 28 años, vendedora de joyas, dijo que sus padres eran "ultraderechistas" pero que ella había votado por una nueva carta fundamental en un referendo en octubre pasado.
"Me siento asustada, no quiero que Chile se transforme en un país como Venezuela pero se nota que sí necesitamos cambios, en las áreas de educación y salud", dijo.
Más de 7.5 millones de personas votaron en el plebiscito de octubre para romper la Constitución de 1980, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
Cambiar la carta magna fue una demanda central de las feroces protestas sociales que estallaron contra la desigualdad y el elitismo a fines de 2019.
Con más del 64% de los votos escrutados, la lista oficialista obtenía un 21.24% de los sufragios. Según las proyecciones esto le dejaría con menos de 40 escaños, por debajo de los 52 que buscaban conquistar.
El amplio acuerdo político que dio origen al proceso constitucional estableció que se necesitan dos tercios de los votos para refrendar los acuerdos en el órgano redactor.
El resultado significa un nuevo revés político para el gobierno del conservador Sebastián Piñera, cuya popularidad se ha hundido en medio de la pobreza y el desempleo vinculados con la pandemia, además de sus intentos de impedir que los ciudadanos retiren sus ahorros en los fondos de pensiones privados para paliar la crisis.