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Una coalición unida por el miedo a Netanyahu se prepara para gobernar Israel

Yair Lapid, un centrista laico, y Naftali Bennett, un ultranacionalista religioso, unieron fuerzas con partidos de izquierda y derecha para desbancar al actual primer ministro. ¿Qué podemos esperar?
jue 03 junio 2021 12:23 PM
A los partidos de la variopinta coalición  que lograron finalmente formar un gobierno capaz de desalojar al primer ministro Benjamin Netanyahu del poder, no los "une el amor sino el espanto”.  La unión de políticos tan diferentes como Yair Lapid y Naftali Bennett podrá generar fricciones que pondrán a prueba a la coalición.
Yair Lapid y Naftali Bennett difieren en varios puntos clave, como la cuestión palestina, la religión y la economía.

¿Qué tiene que ver Jorge Luis Borges con Israel?

En 1969, el escritor argentino, un filosemita y gran admirador del entonces flamante país del Medio Oriente, visitó Israel y brindó conferencias ante salas colmadas. Regresaría dos años más tarde para seguir conociendo de cerca la mística Jerusalén.

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Ahora, más de medio siglo después, la política de Israel le regala a Borges una de las representaciones más perfectas de su verso convertido en lugar común: a los partidos de la variopinta coalición que logró finalmente formar un gobierno capaz de desalojar al primer ministro Benjamin Netanyahu del poder, no los "une el amor sino el espanto".

En el caso del verso del poema "Buenos Aires", el significado de esas palabras es cristalino y bello. Pero cuando se trata de explicar la unión de políticos tan diferentes como Yair Lapid y Naftali Bennett, la explicación es mucho más terrenal y compleja.

En efecto, mientras se espera que avance el proceso de ratificación de la coalición de gobierno por parte de la Knesset, el parlamento unicameral israelí, y el cambio de guardia efectivo en el poder, muchas preguntas están surgiendo en el país sobre cómo podrá funcionar el gabinete Bennett-Lapid.

Estos son algunos de los puntos clave que, muy probablemente, provocarán fricciones dentro del "bloque del cambio" que se apresta a ocupar el sillón de Netanyahu.

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La cuestión palestina

Bennett, líder del partido Yamina, que quiere decir "derecha", en hebreo, es conocido por sus posiciones duras frente a la cuestión de Cisjordania, el territorio conquistado por Israel durante la Guerra de los Seis Días en 1967.

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Para empezar, Bennett —quien arrancará ocupando el puesto de primer ministro en el esquema de rotación con Lapid— se opone directamente a la creación de un estado palestino independiente, y es favorable a la expansión de los asentamientos judíos en la zona.

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Yesh Atid (Hay Futuro), el partido de Lapid, es en cambio favorable a la reanudación de negociaciones serias que incluyan el cese de la construcción de asentamientos en Judea y Samaria y terminen, en algún momento, en el ideal del progresismo israelí: "dos estados para dos pueblos”.

Economía

Este es uno de los principales puntos esgrimidos por los defensores de Netanyahu: ¿por qué se llevó adelante semejante esfuerzo para derribar a un primer ministro que hizo tanto por consolidar la economía del país y convertirlo en una potencia tecnológica global? (Méritos que pocos discuten en el país).

La pregunta es difícil de responder y es la que más desnuda la débil lógica detrás del "bloque del cambio". Solamente el enojo ante las actitudes personalistas de Netanyahu, sus frívolos y arrogantes episodios de corrupción y sus muchas veces inescrupulosas movidas políticas puede explicar que sus logros económicos no hayan sido suficientes para mantenerlo en el poder.

Bennett, quien fue jefe de gabinete y ministro de Defensa durante distintos gobiernos de Netanyahu, favorece la reducción de regulaciones estatales sobre la economía y el papel de las empresas privadas y el libre mercado. Pero también es contrario a la presión de monopolios, en especial los que en Israel giran alrededor del ministerio de Defensa y la industria de los armamentos y la vigilancia.

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Lapid, quien también fue ministro de Netanyahu (ministro de Finanzas entre marzo del 2013 y diciembre del 2014), tiene su corazón más a la izquierda e impulsa planes para mejorar la situación de los sectores menos favorecidos por el boom económico israelí y de los trabajadores en general.

En su plataforma, Yesh Atid recuerda por ejemplo que, "entre los años 2002-2012, el crecimiento económico en Israel fue del 26.8%", y que, "durante esa misma década, sin embargo, el aumento real en el salario promedio de un ciudadano israelí fue de apenas 2.1%".

Un reciente reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de la que Israel forma parte, señaló que el índice de desigualdad del país se ubica en los 34.8 puntos, muy por arriba de los 30.3 promedio entre los miembros del grupo.

Esto deja en claro que, si bien Netanyahu empujó el auge económico de sectores muy importantes de la economía nacional que pusieron al país en el mapa de los poderosos en las últimas décadas, grandes porciones de la población quedaron relegadas y prestaron mucha atención al predicamento de Yesh Atid y de Lapid.

Según se prevé, la coalición Bennett-Lapid pondrá como ministro de Economía a Avigdor Lieberman, el líder de Israel Beiteinu, un partido de centroderecha cuya base electoral se nutre de los miles de inmigrantes llegados a Israel desde la ex Unión Soviética.

Liberman, señaló el diario The Jerusalem Post, "planea invertir fuertemente en proyectos de infraestructura, disminuir la burocracia y la regulación, y llegar a un acuerdo a largo plazo para controlar el poder" de la poderosa central de trabajadores, la Histadrut.

Además, Lieberman es conocido por sus duras críticas al sector ultra-religioso del país, y se podría esperar que impulse reglas para incluirlo más en la fuerza laboral, alejándolos del estudio de la Torá, algo que parece muy complicado de lograr.

Religión y derechos civiles

Precisamente, la relación con los ultra-religiosos es otro elemento que divide a los partidos de la coalición: Bennett es practicante y será el primer jefe de gabinete que usa la kipá, la pequeña gorra ritual de los judíos, mientras que Lapid es un típico liberal laico progresista.

¿Se enfrentará Lapid con el establishment religioso que obliga al país a observar el Shabat y a que no haya transporte público ni comercios abiertos cada sábado?

¿Y qué pasará con el socio árabe de la coalición, el partido Ra'am? Los líderes de esta formación islámica conservadora ya anunciaron que se opondrán a cualquier iniciativa en favor de la comunidad LGBT de Israel impulsada por el partido más a la izquierda en el bloque, Meretz.

Con todas estas dudas, los apostadores en el país se preguntan cuánto durará este gobierno basado en el "bloque del espanto".

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