¿Cómo ve la situación actual de los migrantes?
La gente está llegando peor de lo que venía en otros momentos. Anteriormente, solo un miembro o dos de cada familia eran los que decidían migrar para poder mantener a sus familias, pero esto cambió. Hoy en día, las familias en América Latina deciden migrar en conjunto. Por esta situación, es más difícil para las ONGs garantizar el traslado seguro y el respeto a sus derechos.
¿Cómo se han comportado los flujos migratorios en los últimos años?
Ha sido un comportamiento al alza. Tengamos en cuenta que, en este momento, se calcula que aproximadamente hay 220 millones de migrantes en el mundo. De esos migrantes, solo 80 millones cuentan con el estatus de refugiados o tienen alguna modalidad de asilo, el resto son personas en movimiento. También quiero apuntar que cada vez que se habla de estas “invasiones de migrantes”, se nos olvida que un 70% se quedan en países vecinos que también se encuentran en condiciones precarias. Las previsiones en el tiempo sobre el aumento son poco esperanzadoras, ya que las condiciones de vida, pobreza y el cambio climático están orillando a la gente a migrar.
¿En qué consiste el Programa Nacional de Migración de Ayuda en Acción?
En 2020 apostamos fuertemente por consolidar una visión estratégica de trabajo hacia las movilidades humanas en nuestro país. Iniciamos así, en el mes de septiembre, un proyecto de protección humanitaria a población migrante, refugiada y de acogida, financiado por la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo. Dentro de nuestra estrategia global de actuación por salvar vidas humanas, apostamos por atender y aliviar la crisis humanitaria y el desplazamiento forzado, desde un enfoque centrado en la protección de toda persona, de su dignidad y de sus derechos humanos.
Nuestro proyecto de ayuda humanitaria interviene en tres ámbitos. El primero es la protección humanitaria, como el acompañamiento de los migrantes a albergues y el empoderamiento a través del conocimiento de sus derechos y la atención en la salud mental de las poblaciones en movilidad. Asimismo, se busca su integración en la sociedad de acogida, para favorecer la convivencia pacífica y la cohesión social. El segundo es el fortalecimiento de las capacidades humanitarias, orientado a la reflexión colectiva y el cuidado psicoemocional del personal humanitario y colaboradores de los albergues, la procuración de fondos y la capacitación en estrategias jurídicas de defensa, entre otras cosas. Y el tercero es la incidencia en política migratoria y sensibilización contra las actitudes xenófobas entre la población de acogida. Se busca fomentar el pensamiento crítico y solidario de las sociedades mexicana y española, para sensibilizarlas sobre la difícil situación que enfrentan las personas migrantes y refugiadas, y hacerlas conscientes de su papel en la atención de esta crisis humanitaria.
Las poblaciones beneficiadas en el primer año del proyecto de atención humanitaria han sido más de 27,000 personas migrantes en tránsito, solicitantes de asilo y refugiadas, así como la población mexicana de las comunidades de acogida afectadas por la pandemia.
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¿Cuáles serán los principales retos en 2022?
Nosotros estamos cumpliendo 40 años. Nos hemos puesto a mirar al futuro, y no solo queremos ser una ONG de caridad. Pensamos que en este momento las organizaciones y la sociedad civil tienen que garantizar los recursos mínimos a la población. Sin embargo, queremos trabajar con la juventud, que es el mayor activo para el planeta, y apoyar el emprendimiento y la innovación que los jóvenes puedan proponer.