La iniciativa prosperó por sorpresa —pues en teoría sus partidarios eran mayoría— con 154 votos a favor de bloquear la ley y 131 contrarios en una votación secreta, que en Italia suele brindar a los díscolos la ocasión de votar contra la disciplina de partido.
"Se ha traicionado un pacto político que quería un paso de civismo para el país", denunció en sus redes el diputado del Partido Demócrata (PD), Alessandro Zan, promotor del texto.
La ultraderecha bloquea la ley, ya que el Parlamento se sumirá en meses complicados, en primer lugar por la tramitación de los Presupuestos del 2022 y en febrero en la elección del nuevo presidente de la República.
Además toda negociación entre el bloque progresista y la derecha puede suponer enmendar el texto, por lo que debería reiniciar todo el proceso parlamentario, que en Italia pasa por la aprobación de sus dos cámaras, y volver a la de los diputados.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, celebró esta "una derrota a la arrogancia" del secretario del PD, Enrico Letta, y del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), al asegurar que estos dos partidos —el primero promotor de la ley y el segundo apoyo— han rechazado todas las propuestas de enmienda y de negociación "incluidas las formuladas por el Santo Padre, asociaciones y muchas familias".