Glasgow ha sido durante 10 días el escenario de grandes discursos y compromisos, pero "francamente, la montaña ha parido un ratón", declaró la responsable del PNUMA, Inger Anderson.
Si se cumplieran todas las medidas anunciadas por los Gobiernos desde que empezó la COP26 el 31 de octubre —lo que muchos analistas dudan, puesto que no hay obligación—, el calentamiento global del planeta a final de siglo podría limitarse a 1.8 grados, aún lejos del nivel necesario.
El PNUMA había publicado su informe anual en octubre, antes de la COP26 de Glasgow, y sus expertos calculaban que el mundo se dirigía a un aumento de la temperatura del planeta de hasta +2.7°C.
Ahora, tras los últimos compromisos nacionales de las casi 200 partes presentes en Glasgow, esa estimación no mejora de aquí a 2030.
El mundo sigue necesitando "siete veces más ambición" para cumplir con el objetivo de +1.5ºC previsto en el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático de 2015, subrayó el martes Anne Olhoff, principal autora del informe.
"Una montaña por escalar"
A partir de lo acordado en París, los países reunidos en Glasgow deben imponerse de aquí al viernes reglas de transparencia, de control mutuo de emisiones, acordar la financiación a medio plazo, o las indemnizaciones por los daños que ya están sufriendo los países más vulnerables.