Para la Casa Blanca, la cumbre, que se realiza de forma virtual debido a la pandemia de coronavirus, encarna el liderazgo de Estados Unidos en una lucha existencial entre democracias y dictaduras o autocracias.
"No se equivoquen, estamos en un momento de evaluación democrática", sostuvo Uzra Zeya, subsecretaria de Estado para la Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos. "Países de prácticamente todas las regiones del mundo han experimentado grados de retroceso democrático", advirtió.
La cumbre, que comenzó con las palabras de Biden y del secretario de Estado, Antony Blinken, cuenta con la participación de representantes de unos 100 gobiernos, así como organizaciones de la sociedad civil, empresas y organizaciones filantrópicas.
Biden llega a la cumbre con Estados Unidos sumido en problemas relativos al orden democrático. Su predecesor republicano, Donald Trump, sigue inmerso en una campaña para alterar las normas políticas de Estados Unidos y revertir los resultados de las elecciones de 2020 en las que fue derrotado por Biden.
Y han surgido tensiones sobre quién debería integrar o quedarse fuera de la lista.
China y Rusia, que Biden considera autocracias, quedaron deliberadamente fuera, lo cual según estos países aviva una "brecha ideológica". "Ningún país tiene derecho a juzgar el vasto y variado panorama político del mundo con un único criterio", escribieron el embajador ruso, Anatoly Antonov, y el chino Qin Gang.
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Lo que acabó de exasperar a Beijing fue que el gobierno estadounidense invitara a Taiwán, una isla con un gobierno de tono occidental, a la que la China comunista continental considera parte de su territorio, aunque no esté bajo su control.