Antes de la 10ª conferencia de examen del Tratado sobre la No Proliferación (TNP), prevista en enero pero que fue aplazada a causa de la pandemia de covid-19, las cinco potencias (Estados Unidos, China, Rusia, el Reino Unido y Francia) intentaron tranquilizar a la opinión pública mundial sobre los riesgos de un enfrentamiento cataclísmico.
La declaración de sus jefes de Estado y de Gobierno destacó su voluntad de "trabajar con todos los Estados para poner en marcha un entorno de seguridad que permita lograr un mayor avance en materia de desarme”.
"Cada uno de nosotros mantendrá y reforzará aún más sus medidas nacionales para prevenir el uso no autorizado o no intencionado de armas nucleares", agregaba el texto, publicado una semana antes de que se celebren unas negociaciones entre Rusia y Estados Unidos en Ginebra sobre los tratados de control de armamento nuclear y sobre la situación en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Su comunicado se publicó el mismo día en que se reanudan en Viena las negociaciones multilaterales para salvar el acuerdo nuclear con Irán, que deberían limitar las actividades atómicas de esa República islámica. Estados Unidos se retiro de éste en 2018.
El lunes, el gobierno ruso se congratuló por el acuerdo de principio y afirmó que espera que "ayude a reducir el nivel de tensiones internacionales", según un comunicado del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores.