"Gente de todos los grupos étnicos de Xinjiang llevan una vida feliz en paz y contenta. Es la mayor protección de los derechos y la mejor práctica de derechos humanos", insistió.
Organizaciones no gubernamentales y activistas afirmaron que el informe debe servir como plataforma para futuras acciones en la región.
La directora de Human Rights Watch para China, Sophie Richardson, consideró que las conclusiones "condenatorias" de los amplios abusos de derechos humanos muestran por qué Beijing "luchó con uñas y dientes" para impedir su publicación.
Indicó que el organismo de derechos humanos de la ONU debe investigar los supuestos crímenes chinos contra la humanidad y "hacer que los responsables rindan cuenta".
Por su parte, la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnes Callamard, apuntó que el documento "deja al descubierto la escala y severidad de los abusos de derechos humanos que ocurren en Xinjiang".
Urgió a China a "liberar de inmediato a todos los individuos" detenidos arbitrariamente en campamentos, "terminar la persecución" de minorías y permitir el ingreso libre de investigadores.
"Esto cambia la respuesta internacional a la crisis uigur", expresó el director ejecutivo del Proyecto de Derechos Humanos uigur, Omer Kanat.
"A pesar de las enérgicas negaciones del gobierno chino, la ONU ha reconocido ahora oficialmente que se están produciendo crímenes horribles", agregó.
El presidente del Congreso Mundial Uigur, Dolkun Isa, consideró que el informe prepara el terreno para una "acción significativa y tangible" por parte de países, empresas y la ONU. "La rendición de cuentas empieza ahora".