"El príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge se convierte ahora, por la muerte de nuestra señora soberana de feliz memoria, en nuestro rey Carlos III. ¡Dios salve al rey!", proclamó el consejo antes de que el propio monarca fuera llamado a la sala.
"El reinado de mi madre fue inigualable por su duración, dedicación y devoción (...) Soy profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y pesadas responsabilidades de la soberanía, que ahora se me transmite", afirmó el nuevo soberano.
Siguiendo un protocolo cuidadosamente diseñado desde hace tiempo, el hijo de 73 años de la difunta reina se instala poco a poco en la jefatura de Estado y en el corazón de los británicos.
Su proclamación fue leía después al público desde un balcón del palacio, bajo el son de los trompeteros reales y en presencia de la guardia real con su aparatosos sombreros de pelo de oso negro, así como un nutrido grupo de curiosos.
"Un rey diferente"
"Todos queremos lo mejor para él, pero va a ser un rey diferente", dijo a la AFP Malcom Tyndall, de 54 años, director de una organización caritativa londinense, visiblemente emocionado y con un ramo de flores en los brazos.
"Llega en un momento muy difícil, por el coste de la vida, la guerra de Ucrania, tenemos una nueva primera ministra, ahora un nuevo rey", enumeró. "No puede ser igual que su madre, así que hará cambios de la manera más suave posible", estimó.
Carlos de Gales, sucesor de Isabel II y nuevo rey de Reino Unido
Los miembros del Parlamento -diputados y Lores- jurarán lealtad al monarca y le expresarán sus condolencias el sábado. Por la tarde, Carlos III recibirá de nuevo a Truss y a los principales miembros de su ejecutivo, recién nombrado el martes.
En su primer discurso televisado como Carlos III, el nuevo monarca alabó el viernes a su "amada mamá", un "modelo" y una "inspiración" siempre "al servicio del pueblo" a la que se comprometió a emular.
El eterno príncipe de Gales sucedió automáticamente el jueves a Isabel II, que se apagó con 96 años en su castillo escocés de Balmoral, conmocionando al Reino Unido, la Commonwealth y al mundo.
Durante un oficio religioso en la catedral de San Pablo en Londres el viernes se cantó el himno británico modificando la letra, "God save the King" (Dios salve al rey), por primera vez en 70 años.