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¿En qué se parecen los asaltos a las sedes de los poderes en EU y Brasil?

Los disturbios de seguidores de Jair Bolsonaro en Brasilia recuerdan a la toma del Capitolio en Washington hace dos años.
mié 11 enero 2023 07:33 AM
comparativo del asaltos a las sedes de poderes en Brasilia y en el Capitolio de EU
El asalto de los seguidores bolsonaristas a las sedes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de Brasil el domingo parece haber sido calcado del asalto al Capitolio de Estados Unidos.

Los seguidores de Jair Bolsonaro siguieron el domingo un guion que los simpatizantes de Donald Trump interpretaron en Washington hace dos años: un líder carismático de derecha se niega a reconocer que perdió la reelección, culpa sin sustento a las instituciones de un fraude, decidí no asistir a la toma de posesión de su sucesor y guarda silencio por horas.

Bolsonaro no ha ocultado su admiración por el expresidente estadounidense Donald Trump. Incluso durante su gobierno los medios internacionales lo apodaron el “Trump tropical”, ya que adoptó su estilo de confrontación para gobernar y, al igual que Trump, utiliza ampliamente sus redes sociales para atacar a sus adversarios políticos y a los críticos de su administración.

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El asalto de los seguidores bolsonaristas a las sedes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de Brasil el domingo parece haber sido calcado de los disturbios que protagonizaron los seguidores de Trump el 6 enero de 2021.

El comentarista político estadounidense conservador Charlie Sykes estima que se ha pasado de un Estados Unidos "exportador de libertad y democracia, a un Estados Unidos que proporciona planes de acción y exporta insurrección".

"Esto no es una teoría. El papel que ha jugado el mundo de Trump en todo esto está justo delante", dijo a MSNBC Sykes, quien dirige el sitio de noticias Bulwark y se opone a Trump.

Estas son las principales similitudes entre los dos hechos que marcaron la historia de Estados Unidos y Brasil.

Dos electorados semejantes

Como hizo Trump en Estados Unidos, Bolsonaro conquistó el voto del electorado cristiano de derecha que aplaude la posesión de armas —una de las medidas que Lula revocó no bien tomó el cargo—, desprecia a las minorías sexuales, odia los discursos de los políticos convencionales y al periodismo crítico.

Desinformación sobre las elecciones

Desde meses antes de las elecciones en Estados Unidos, Donald Trump comenzó a insistir en qu el voto por correo, sistema que él mismo había usado para emitir su voto en varias ocasiones, sería utilizado por los demócratas para hacer un fraude. Sin embargo nunca ofreció pruebas sobre lo dicho.

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Bolsonaro copió esta estrategia y aseguró desde mucho antes de las elecciones del 2 de octubre de 2022 que el sistema de votación electrónico sería vulnerado para cometer un fraude.

En noviembre de 2022, el Partido Liberal del expresidente Bolsonaro pidió la anulación de los votos emitidos en 280,000 urnas en la segunda vuelta, utilizando como justificación la ausencia del número de serie en algunas urnas.

Simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro coreaban "¡Queremos el código fuente!" durante la invasión de Brasilia. La frase refleja el papel de la desinformación en el ataque del domingo: no sólo el código fuente de las urnas electrónicas está disponible hace más de un año, sino que el proceso electoral cuenta con otros mecanismos de auditoría.

Aún así, esta reivindicación motivó a miles de bolsonaristas a invadir y depredar a los edificios del Palacio de Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF) el pasado domingo.

Para Ivan Paganotti, doctor en Ciencias de la Comunicación y profesor de la Universidad Metodista de São Paulo, la difusión de aseveraciones falsas fue un elemento relevante para la "racionalización" de este tipo de ataques.

El reclamo que apareció escrito en carteles de los bolsonaristas en Brasilia se basa en la alegación de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) habría mantenido "en secreto" el código fuente de las urnas electrónicas, supuestamente con el fin de esconder cambios en la programación que habrían conducido al --hasta ahora desmentido-- fraude en las elecciones que dieron ganador a Luiz Inácio Lula Da Silva en octubre del año pasado.

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Además de los reclamos sobre el código fuente, señala Paganotti, también jugaron un papel importante en los episodios del domingo otras acusaciones de fraude y las "lecturas fantasiosas" sobre el artículo 142 de la Constitución, que no abre la vía a una intervención militar como han divulgado los desinformadores.

"Es importante considerar que esas informaciones falsas pueden ser un elemento de racionalización de tendencias que ya estaban presentes, y cualquier empujón sería suficiente" para confirmar los sesgos, reflexiona el experto.

Sin asistir a la toma de posesión

Bolsonaro salió de Brasil dos días antes de finalizar su mandato, el 31 de diciembre, rumbo a Estados Unidos, y evitó participar así de la toma de posesión del presidente Lula da Silva el primero de enero.

Donald Trump hizo algo parecido en Estados Unidos, pues abandonó la Casa Blanca en la mañana del 20 de enero de 2021 varias horas antes de la ceremonia de toma de posesión de Joe Biden. Su vicepresidente Mike Pence fue el único miembro de su administración presente.

La principal diferencia es que Biden tomó posesión dos semanas después de los disturbios de los seguidores de Trump, en una ceremonia caracterizada por la extrema seguridad.

Una reacción lenta de la policía

Los disturbios del domingo en Brasilia recordaron el asalto de la multitud de los seguidores de Trump al Capitolio hace dos años. Y como en ese caso, la gran cantidad de personas en Brasilia impidió que la policía pudiera reaccionar rápidamente.

Esta vez la multitud también llegó envuelta en banderas nacionales y, en el caso de Brasil, en camisetas de la selección nacional de fútbol. Una vez más, bandas de hombres destrozaron el mobiliario y los símbolos en el interior del Congreso, y se mostraron a cara descubierta ante las cámaras.

En una conferencia de prensa, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva culpó a Bolsonaro y se quejó de la falta de seguridad en la capital, diciendo que las autoridades habían permitido que "fascistas" y "fanáticos" causaran estragos.

Desde la noche del domingo, el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes suspendió por 90 días de sus funciones al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, quien acababa de presentar sus disculpas por "las fallas" de seguridad y de despedir al secretario de esa cartera, Anderson Torres, exministro de Bolsonaro.

El silencio de los líderes

Trump siguió la misma estrategia hace dos años y no respondió a lo sucedido en la sede del legislativo hasta que sus seguidores ya habían entrado al edificio y causado el caos.

Solo una tres horas después del inicio de los disturbios en el Capitolio, Trump hizo varios llamados a la paz a través de su cuenta de Twitter. “Por favor, apoyen a nuestra policía del Capitolio y a las fuerzas del orden. Realmente están del lado de nuestro país”, escribió entonces Trump.

Después de que varios políticos demócratas y republicanos le exigieran una reacción más firme, Trump compartió un video en Twitter en el que pidió a sus seguidores que se marcharan a cada, aunque insistió en que las elecciones había sido “un robo”.

“Conozco su dolor. Sé que sufren, pero se tienen que ir a casa ahora”, dijo en el video. “Debemos tener paz. Debemos tener ley y orden. Esto fue una elección fraudulenta, pero no podemos hacerles el juego”, indicó.

El presidente calificó en otro video, publicado cuando el Capitolio fue liberado, que sus seguidores eran “grandes patriotas”.

De acuerdo con el Comité en el Congreso que investigaba el hecho, Trump siguió durante horas el asalto al Capitolio a través de la cadena Fox News desde la Casa Blanca y no hizo nada para detener a sus seguidores.

Con información de AFP

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