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Estas son tres claves del asalto a la sede de los tres poderes en Brasil

Miles de simpatizantes del Jair Bolsonaro, que perdió las elecciones frente a Luiz Inácio Lula da Silva, tomaron por asalto las principales instituciones de los tres poderes del Estado.
mar 10 enero 2023 05:04 AM
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Los manifestantes, que exigían una intervención militar para sacar a Lula del poder, traspasaron las barreras policiales y penetraron el Congreso y las sedes de la Presidencia y la corte suprema.

Pisos despojados de sus piedras originales, vidrios rotos, muebles semisumergidos en agua y un persistente olor a gas lacrimógeno. El estado del Palacio de Planalto, sede de la Presidencia en Brasilia asaltada por bolsonaristas, arrancó lágrimas.

"Yo lloré", dijo una funcionaria al regresar este lunes a trabajar al edificio ultrajado, un día después de la masiva invasión de seguidores del expresidente de extrema derecha Jair Bolsonaro a las instalaciones.

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Los empleados gubernamentales intentaban recuperar algo de normalidad este lunes luego de la invasión de las sedes de los poderes públicos en la capital brasileña el domingo, justo una semana después de que el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva asumiera por tercera vez el mando del gigante latinoamericano.

¿Fue un intento de golpe de estado?

El domingo, miles de simpatizantes del exmandatario de extrema derecha, que perdió las elecciones frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, tomaron por asalto las principales instituciones de los tres poderes del Estado y causaron destrozos.

Estos actos vandálicos recuerdan el asalto al Capitolio por seguidores del expresidente estadounidense Donald Trump —de quien Bolsonaro se ha declarado un admirador— en 2021, para intentar evitar que se certificara la victoria de Biden en las urnas.

Los manifestantes, que exigían una intervención militar para sacar a Lula del poder, traspasaron las barreras policiales y penetraron el Congreso y las sedes de la Presidencia y la corte suprema, ubicados en la Plaza de los Tres Poderes, destruyendo mucho de lo que se encontraban a su paso.

En una conferencia de prensa, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva culpó a Bolsonaro y se quejó de la falta de seguridad en la capital, diciendo que las autoridades habían permitido que "fascistas" y "fanáticos" causaran estragos.

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"Estos vándalos, que podríamos llamar nazis fanáticos, estalinistas fanáticos... fascistas fanáticos, hicieron lo que nunca se ha hecho en la historia de este país", dijo Lula, que se encontraba de viaje oficial en el estado de Sao Paulo.

"Todas las personas que hicieron esto serán encontradas y castigadas”.

Varios líderes de la región calificaron los disturbios protagonizados por los seguidores de Bolsonaro como un intento de golpe de Estado.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, comparó la situación en Brasil con el golpe militar de Chile en 1973, cuando las fuerzas armadas bombardearon el Palacio de la Moneda para instalar la dictadura de Augusto Pinochet y derrocar al gobierno socialista de Salvador Allende.

"Es hora de decir que eso que pasó hace 50 años en este mismo lugar no va a volver a pasar, que el camino de América Latina es irreversiblemente democrático”, dijo Petro en una declaración conjunta con el presidente chileno Gabriel Boric.

También el presidente de Argentina, Alberto Fernández, calificó el asalto como un intento de golpe de Estado.

¿Qué está pasando en Brasil?

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reunió este lunes a los poderes públicos en Brasilia mientras unas 1,500 personas eran detenidas tras la invasión el domingo de edificios oficiales por simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro que buscaban la caída del mandatario.

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Los titulares de los poderes públicos de Brasil, encabezados por Lula, cerraron filas contra los actos de vandalismo ocurridos el domingo.

En una inusual declaración conjunta, publicada en el Twitter de Lula, los jefes del Senado, la Cámara de Diputados y del Supremo Tribunal Federal rechazaron los "actos terroristas, de vandalismo, criminales y golpistas" en la capital.

"Convocamos a la sociedad a mantener la serenidad, en defensa de la paz y la democracia", afirmaron.

Los responsables se reunieron en el Palacio de Planalto, donde Lula reanudó sus actividades pese a que el predio fue uno de los sitios vandalizados, con ventanas rotas y oficinas destrozadas.

Las autoridades brasileñas lanzaron desde la noche del domingo investigaciones para hallar a los responsables de los disturbios y a sus eventuales financiadores.

Hasta el lunes se había detenido a unas 1.500 personas, informó Flavio Dino, ministro de Justicia y Seguridad, precisando que la mayoría de ellos estaban en un campamento en Brasilia desde donde salieron buena parte de los atacantes.

Cientos de policías y militares fueron desplegados este lunes en diferentes puntos del país, como Brasilia, Rio y Sao Paulo, para desmantelar estructuras similares, desde donde hace dos meses se exigía una intervención militar que pretendía impedir el regreso de Lula al poder.

El despeje respondió a una orden de un juez de la Corte Suprema para desocupar totalmente "en 24 horas" las acampadas, levantadas frente a cuarteles militares por seguidores de Bolsonaro descontentos por su estrecha derrota ante Lula en el balotaje presidencial del 30 de octubre.

El mandatario decretó una intervención federal que le da poderes especiales a su gobierno para restaurar el orden en la capital.

Desde la noche del domingo, el juez de la Corte Suprema Alexandre de Moraes suspendió por 90 días de sus funciones al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, quien acababa de presentar sus disculpas por "las fallas" de seguridad y de despedir al secretario de esa cartera, Anderson Torres, exministro de Bolsonaro.

¿Y Bolsonaro?

El exgobernante de derecha viajó a Estados Unidos dos días antes de que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia de la nación sudamericana.

Como hizo Trump en 2021, Bolsonaro tardó horas en reaccionar a los disturbios. "Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo los vandalismos y las invasiones de edificios públicos como los ocurridos hoy, así como los llevados a cabo por izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla", escribió en Twitter.

Este lunes fue ingresado en un hospital de Orlando, Florida por un dolor abdominal, confirmó su esposa, Michelle Bolsonaro, luego de que medios brasileños informaron sobre la hospitalización del exmandatario.

De acuerdo con el diario O Globo, Bolsonaro, de 67 años, fue ingresado en el Hospital AdventHealth Celebration debido a "un fuerte dolor abdominal".

Bolsonaro ha sido hospitalizado varias veces en los últimos años con obstrucciones intestinales luego de ser apuñalado mientras hacía campaña por la presidencia en 2018.

En Brasil, el Dr. Antonio Luiz Macedo, que ha estado tratando a Bolsonaro desde el apuñalamiento, dijo que tiene una suboclusión u obstrucción intestinal, pero que es poco probable que necesite cirugía. "No es un caso grave", dijo a Reuters.

Anteriormente, una fuente cercana a su familia dijo que la condición de Bolsonaro "no era preocupante".

Bolsonaro se ha sometido a seis cirugías desde su apuñalamiento, cuatro de ellas directamente relacionadas con el ataque. También ha tenido casos de adherencias y obstrucciones intestinales en los últimos años.

Estados Unidos no ha recibido ninguna solicitud oficial del gobierno brasileño con respecto al estado del expresidente Jair Bolsonaro después de que sus partidarios irrumpieran en el Congreso de Brasil, dijo la Casa Blanca el lunes.

"Hasta el momento no hemos recibido ninguna solicitud oficial del gobierno brasileño relacionada con Bolsonaro", afirmó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, a periodistas en México, adonde acompañó al presidente Joe Biden a una cumbre de líderes de América del Norte.

"Por supuesto, si recibimos solicitudes de ese tipo, las trataremos como siempre lo hacemos, las trataremos seriamente", añadió.

Aseguró que los funcionarios estadounidenses no están en contacto directo con Bolsonaro

Con información de AFP y Reuters

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