Los organizadores tuvieron entonces que construir unas gradas especiales para acomodar a tantas personas.
Esta reducción del número de invitados es paralela al objetivo declarado de Carlos III de "limitar" el número de miembros oficiales de la familia real, reduciéndolo a los siete claves, incluida su esposa, su hijo mayor y nuera y los tres hijos de estos.
La duración de la ceremonia también se verá reducida: de las casi tres horas de 1953 a poco más de una en 2023.
Sombreros en lugar de diademas
En la coronación de Isabel II, casi todas las mujeres de la realeza y las aristócratas llevaban diademas.
El código de vestimenta para la coronación de Carlos III no se confirmó aún, pero se especula con la posibilidad de que opte por un atuendo más moderno con sombreros para todas las invitadas, salvo las de mayor rango.
Aristócratas sin toga
Un número limitado de plazas para diputados y miembros de la cámara alta del Parlamento, conocida como la Cámara de los Lores, se asignarán por votación entre todos los partidos políticos.
En 1953, más de 800 diputados y 900 lores -incluidos duques, condes, barones y otras personas con un escaño vitalicio por haber heredado un título nobiliario- asistieron vestidos con largas togas de terciopelo escarlata.
El aspecto hereditario de la cámara alta británica se reformó en 1999 y en esta ocasión se dio la consigna a sus miembros de no vestir estos atuendos. Podrán optar en su lugar por la indumentaria ceremonial utilizada para la apertura de las sesiones parlamentarias o por simples trajes.
Corona reciclada
La reina Camila será coronada con una corona que fue fabricada en 1911 para la reina María, bisabuela de Carlos III.
Será la primera reina consorte en casi tres siglos que modifica una corona ya existente en lugar de encargar una nueva.