Armenia, que apoyó durante décadas a ese territorio, tampoco intervino militarmente esta vez, lo que abrió la vía a la reintegración efectiva de la región a Azerbaiyán.
Desde entonces, decenas de miles de armenios huyeron de las tropas azerbaiyanas, por temor a la represión, a través del corredor de Lachín, la única carretera que conecta Nagorno Karabaj con la república de Armenia.
Las autoridades armenias dieron parte, el jueves, de la llegada de 70,500 refugiados, es decir, más de la mitad de los 120,000 habitantes del enclave.
El gobierno armenio sólo pudo alojar de momento a 2,850 personas, lo que hace presagiar una crisis humanitaria. "Armenia carece de recursos y no podrá conseguirlo sin ayuda extranjera", dijo a AFP el analista político Boris Navasardyan.
¿Qué papel juega Rusia?
El Kremlin, en tanto, indicó que "toma nota" del anuncio de la disolución de la república autoproclamada de Nagorno Karabaj pero señaló que "no ve razones" para que la gente se vaya del enclave.
Por su parte, el Parlamento armenio anunció que el martes votará la ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (CPI), para disgusto de Rusia, que tildó la iniciativa de "inamistosa".
El presidente Vladimir Putin es objeto de una orden de arresto emitida por esa corte por la presunta "deportación ilegal" de menores ucranianos desde el comienzo de la invasión rusa.