"El sistema sanitario está de rodillas" y la UNRWA "está prácticamente fuera de combate".
Los llamamientos internacionales a una pausa humanitaria en las hostilidades no fueron escuchados, y el sufrimiento de los civiles palestinos no cesó. Expertos de la ONU dijeron que corrían "grave riesgo de genocidio".
Los civiles palestinos han sufrido escasez de alimentos, combustible, agua potable y medicinas. "El agua se está utilizando como arma de guerra", declaró Juliette Touma, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos UNRWA.
En Jan Yunis, en el sur del pequeño y abarrotado enclave, Rafif Abu Ziyada, de nueve años, dijo que bebía agua sucia y sufría dolores de estómago y de cabeza.
"No hay gas para cocinar, no hay agua, no comemos bien. Estamos enfermando", dijo. "Hay basura en el suelo y todo el lugar está contaminado".
En Israel han muerto al menos 1,400 personas, según las autoridades, desde el comienzo de la guerra, la mayoría civiles asesinados el día del ataque de Hamás, que fue de una escala y una violencia sin precedentes desde la creación de Israel en 1948.
Más de 240 personas fueron tomadas como rehenes. "Lo que hemos visto desarrollarse en los últimos 26 días en Israel y los territorios ocupados no es sino una mancha en nuestra conciencia colectiva", comentó Martin Griffiths.
Con información de AFP y Reuters