Enfrente, los ucranianos luchan por defenderlo tras dos años de combates agotadores, pese al calor del verano y el barro y la nieve que deja el invierno, en medio de bombardeos constantes en las trincheras.
Algunos soldados, presentes desde que empezó la guerra, a finales de febrero de 2022, están agotados. Los muertos y los heridos tienen dificultades para ser reemplazados y los voluntarios escasean.
El 1 de diciembre, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski pidió al mando militar que revisara el sistema de reclutamiento.
El mayor Volkov critica las oficinas de movilización demasiado "soviéticas", para las cuales "la calidad es secundaria".
"Se centran únicamente en el resultado cuantitativo", clama.
El sistema también se vio afectado por la corrupción, con un sistema montado para que los reclutas pudieran eludir el ejército. El verano pasado, Zelenski tuvo que despedir a todos los responsables regionales de reclutamiento.
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Zelenski también habló de cómo las presidenciales estadounidenses, previstas para noviembre de 2024, pueden afectar a la guerra.
Reconoció que el republicano Trump tiene "una personalidad diferente" de Joe Biden (demócrata) y esto se reflejará en "una política diferente”.
"Si la política del próximo presidente, independientemente de quien sea, es distinta respecto a Ucrania, más fría o más económica, entonces creo que eso tendrá un fuerte impacto en el transcurso de la guerra", advirtió.