En los últimos cinco años, Ecuador pasó de ser un país de transito para la cocaína a convertirse en un importante centro de distribución de esta droga. La salida de Ecuador al Pacífico es parte de la ruta hacía Estados Unidos, pero cada vez más para Europa y África, un mercado en crecimiento para los cárteles.
Guayaquil, la ciudad costera más grande de Ecuador, está considerada la más peligrosa del país, ya que sus puertos actúan como centro del contrabando de drogas.
“Y si tú te fijas la mayor conflictividad justamente está en la costa, no que son los lugares de donde sale la droga y que en este momento son los espacios de disputa por estas distintas bandas para controlar justamente el flujo de la droga. Estas disputas la hemos visto en incremento desde 2020”, dice Lanchimba.
Desde hace tres años, distintos grupos del crimen organizado se enfrentan por el control de estos puntos. Estas disputas, cada vez más violentas, también han provocado que los grupos de atomicen y den nacimiento a nuevas organizaciones criminales.
Los Chineros, un cartel surgido desde la década de 1990, había controlado el tráfico de cocaína en Ecuador por lo menos hasta 2020. Ese año, su líder fue asesinado y con lo que la lucha por el control del flujo de las sustancias se hizo más agresiva.
El año pasado, otra organización consolidó su presencia en el país: Los Lobos.