"Todo el mundo dice que no hay delito (...) Todos los expertos dicen que no hay delito y que no he hecho nada malo", afirmó a su llegada a los tribunales el multimillonario, de 77 años.
Si fuera condenado, Trump aún podría postularse a la presidencia.
Los interrogatorios acabaron con un testigo de la defensa, el abogado Robert Costello, un veterano de los tribunales que la víspera cuestionó la versión del principal acusador, el exabogado personal y hombre de confianza de Trump, Michael Cohen.
Este último testigo, que había empezado a declarar ya el lunes, hizo salir de sus casillas al juez Merchan, normalmente imperturbable.
Hablando de forma familiar y teatral, sin ocultar su exasperación por las intervenciones del magistrado, Costello fue amonestado y llamado al orden.
Testigo clave y contenido sexual explícito
A lo largo del proceso, los abogados de Trump han buscado desacreditar al exabogado Cohen, retratándolo como un exempleado despechado que busca venganza.
Cohen incriminó directamente a su antiguo jefe, afirmando que él se hizo cargo del pago a Daniels y Trump aprobó su reembolso.
Para la acusación, la cuestión central es que se camufló esa transferencia como "gastos legales" en las cuentas de la Organización Trump.
La defensa del expresidente, por su parte, hizo hincapié en el historial de engaños del exabogado, quien fue condenado a tres años de cárcel en 2018 por mentir al Congreso y fraude electoral y fiscal por este caso.
El juicio intercaló momentos más técnicos y otros más efervescentes, sobre todo con el testimonio de la exactriz porno Daniels, que contó con lujo de detalles el supuesto encuentro sexual con el mandatario, revelando desde la ropa que llevaba, la posición sexual y que no usó preservativo.
Trump acabó no prestando testimonio, como predijeron muchos expertos, probablemente para evitar exponerse a un contrainterrogatorio despiadado de parte de la fiscalía.
El expresidente sostiene que el proceso tiene un cariz político y se quejó en varias ocasiones de que la obligación de comparecer a las audiencias en la corte de Nueva York le está impidiendo hacer campaña.
No me "permiten hacer nada de política, porque he estado sentado en una sala fría y oscura (del tribunal) las últimas cuatro semanas. Es muy injusto", afirmó a periodistas el lunes.