Más de dos años después de la invasión rusa de Ucrania, los dirigentes y altos cargos de más de 90 países se reunieron en un lujoso complejo hotelero en la ciudad suiza de Burgenstock, para intentar poner fin al mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
La cita, en la que Rusia no estuvo presente, cerró con una declaración respaldada por cerca de 80 de los 92 países participantes. Brasil, India y Arabia Saudita no figuraban entre ellos.
El documento reafirmó "los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los Estados, incluido Ucrania", llamó a realizar un canje de prisioneros y pidió el regreso a casa de los niños deportados a Rusia.
También pide "la implicación y el diálogo entre todas las partes" del conflicto para poner fin a las hostilidades.
La cuestión de "cómo y cuándo se puede incluir a Rusia" en el proceso de paz sigue pendiente, reconoció Viola Amherd, presidenta suiza y anfitriona de la cumbre.
China decidió no participar en la cumbre ante la ausencia de Rusia.
Sin embargo, Zelenski afirmó que Ucrania no era "enemiga" de China, respondiendo a una pregunta sobre sus relaciones con Beijing.
"Realidades del terreno"
"Sabemos que la paz en Ucrania no se conseguirá de un plumazo. (...) Esta (cumbre) no fue una negociación de paz, porque Putin no se toma en serio poner fin a la guerra", subrayó el domingo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.