Unos 7 millones de venezolanos huyeron del país en la última década, según la ONU. Los sistemas de salud y educación están en total ruina.
El gobierno culpa de los males al "bloqueo criminal", como se refiere a las sanciones que Estados Unidos impuso en 2019 tras la reelección de Maduro en 2018 que considera fraudulenta.
A pesar del acercamiento de Venezuela con Rusia, Irán y China, Estados Unidos, que fue su principal comprador de crudo, se mantiene como actor central en la situación venezolana.
Washington promovió la organización de elecciones "democráticas, libres y justas" a cambio del alivio de las sanciones y mantiene negociaciones con el gobierno de Maduro, cuyo contenido se desconoce.
Estados Unidos también quiere evitar la llegada de una eventual nueva oleada migratoria si Maduro se reelige, un asunto clave en su propia campaña electoral.
Conocido durante años como uno de los países más peligrosos del mundo, Venezuela ha tenido en los últimos años una sensible baja en el índice de homicidios, de 91.8 a 26.8 por 100,000 habitantes entre 2016 y 2023, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), una ONG independiente.
Pero las bandas criminales venezolanas se expandieron por los países de América Latina. El Tren de Aragua es una de las más conocidas, y Estados Unidos ofrece hasta 5 millones de dólares por información que lleve a la detención de sus cabecillas.
Siguiendo la ruta de los migrantes venezolanos, sus principales víctimas, estos grupos se dedican a la extorsión, asesinato, prostitución, tráfico de drogas y personas, e incluso minería ilegal.
En Venezuela persiste la presencia de las pandillas, sobre todo en los barrios más pobres donde extorsionan a los pequeños comerciantes y otras personas.