Por su parte, los Verdes salen del Parlamento de Turingia, y los liberales del FDP ya no estarían representados en ninguna de las asambleas regionales.
Estos lander, que cuentan en el sistema alemán con importantes prerrogativas en materia de educación y de seguridad, podrían ser gobernados por amplias alianzas heterogéneas que asocien a la derecha y a la izquierda.
Los dirigentes de AfD buscaron aprovecharse del enojo causado por el ataque de Solingen y acusaron a los sucesivos gobiernos federales de haber sembrado el "caos".
El presunto atacante, sospechoso de mantener relaciones con la organización yihadista Estado islámico (EI), había evitado una decisión de expulsión.
Bajo presión, el gobierno de Olaf Scholz anunció el endurecimiento de las reglas de porte de armas y control de la inmigración.
"Cambios extremos"
"Debe haber cambios extremos" en el ámbito de la inmigración y "esto sería posible con la AfD", declaró Jörg, un elector del partido de extrema derecha que no quiso dar su apellido.
Este empleado de la industria alimentaria de 54 años en la ciudad de Ilmenau, en Turingia, dice estar a favor de más expulsiones de criminales extranjeros.
La AfD, euroescéptica cuando se creó en 2013, se radicalizó tras la gran crisis migratoria de 2015, la pandemia de covid-19 y después, la guerra rusa en Ucrania, que debilitó la primera economía europea.
El partido logró varios éxitos electorales en los últimos meses y obtuvo el mejor resultado de su historia en las elecciones europeas del 9 de junio.
La exRDA resultó ser un terreno fértil para AfD, sobre todo por las desigualdades que persisten en esa zona desde la reunificación del país en 1990. La profunda crisis demográfica también influye, pese a la mejora de la situación económica.