Corea del Sur vive este miércoles 15 de enero un momento histórico que marcará un antes y un después en su historia política.
La detención del presidente destituido, Yoon Suk Yeol, ha generado un torbellino de reacciones y ha puesto al país en el centro del escrutinio internacional.
El 3 de diciembre de 2024, Yoon Suk Yeol conmocionó al país al imponer la ley marcial, una medida descrita por sus opositores como un abuso de poder oportunista.
Según Yoon, esta acción era necesaria para "proteger a la nación de amenazas antiestatales", pero sus detractores vieron en ella un intento desesperado por aferrarse al poder. La medida fue recibida con críticas tanto dentro como fuera de su partido, y rápidamente desencadenó protestas masivas en todo el país.
Las calles de Seúl y otras ciudades principales se llenaron de manifestantes, reflejando una nación profundamente dividida. La decisión también puso a prueba la capacidad del parlamento, que no tardó en iniciar un proceso de destitución que resultó en la suspensión de Yoon el 14 de diciembre.
Los eventos de diciembre dejaron claro que la figura de Yoon había pasado de ser un líder nacional a un símbolo de controversia.
Mientras sus seguidores afirmaban que se trataba de una medida necesaria para salvaguardar la estabilidad del país, sus críticos veían en esto un intento desesperado por consolidar su control político.
Yoon Suk Yeol enfrenta múltiples investigaciones criminales, incluyendo cargos de insurrección, el único delito que elimina la inmunidad presidencial en Corea del Sur.
Según la Oficina de Investigación de Corrupción para Altos Funcionarios (CIO, por sus siglas en inglés), Yoon "intentó socavar la democracia del país" al imponer la ley marcial y resistirse al arresto. Este último punto fue especialmente relevante, ya que su negativa inicial a cumplir con la orden de arresto generó un enfrentamiento de semanas entre las autoridades y su equipo de seguridad.
De acuerdo con Reuters, en palabras de un alto funcionario de la CIO, "su acción marcó un punto de no retorno para la estabilidad política del país".
Además de los cargos de insurrección, su mandato estuvo plagado de escándalos personales y políticos. Uno de los más notorios involucró a su esposa, quien fue acusada de aceptar un bolso de lujo de Christian Dior como regalo inapropiado. Aunque Yoon se disculpó públicamente por este incidente, el escándalo dejó una marca imborrable en su credibilidad, especialmente tras las elecciones parlamentarias de abril de 2024, donde su partido sufrió una derrota aplastante.
Yoon también fue criticado por su manejo de la tragedia de Halloween en 2022, donde 159 personas murieron en una estampida. Su negativa a despedir a funcionarios clave, incluidos aliados cercanos, fue vista como un acto de lealtad personal que puso en riesgo la confianza pública.
Después de semanas de tensión, Yoon fue arrestado el 15 de enero de 2025 en un operativo masivo que incluyó a 3,000 oficiales.
La resistencia inicial del presidente destituido , quien se había atrincherado en su residencia, complicó el proceso. "No reconozco la validez legal de este proceso, pero me entrego para evitar derramamiento de sangre", declaró Yoon en un mensaje grabado poco antes de ser detenido.
El operativo final requirió horas de negociación y un despliegue significativo de seguridad. La Oficina de Investigación de Corrupción advirtió que el equipo de seguridad presidencial también podría ser arrestado si intentaba bloquear la detención.
Según BBC, la escena alrededor de la residencia presidencial fue caótica, con cientos de seguidores acampando en las inmediaciones, mientras la policía trataba de contener las tensiones.
Finalmente, Yoon fue trasladado a las instalaciones de la CIO, donde ahora enfrenta interrogatorios intensivos.
La detención de Yoon ha intensificado la división social en Corea del Sur. Afuera de su residencia, las reacciones fueron opuestas: "Este país está en crisis", exclamó entre lágrimas una de sus seguidoras, mientras en el otro lado de la calle los opositores celebraban entre cánticos.
"Ejecutar la orden de arresto era un paso necesario; Yoon intentó socavar nuestra democracia", afirmó un manifestante.
El arresto también pone en jaque la estabilidad política del país. Mientras la Corte Constitucional decide el destino de Yoon en el juicio por impugnación, el gobierno enfrenta el desafío de restaurar la confianza en las instituciones. A nivel internacional, la imagen de Corea del Sur también está bajo escrutinio, con aliados observando cómo el país maneja esta crisis.
El arresto de Yoon no solo cierra un capítulo de tensión política, sino que también abre un complejo proceso de reconstrucción social y política. La nación enfrenta el desafío de superar divisiones profundas y garantizar que las instituciones democráticas permanezcan fuertes frente a esta turbulencia.
Las próximas semanas serán cruciales para determinar si Corea del Sur puede emerger más unida o si este episodio dejará cicatrices duraderas en su tejido político y social. A nivel global, el caso será observado como un referente sobre cómo una democracia puede manejar crisis internas de esta magnitud.
