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Friedrich Merz, el viejo rival de Merkel y favorito para ser canciller alemán

El líder de los democristianos, oposición al actual gobierno de Alemania, encabeza las encuestas de cara a las elecciones en el país europeo y promete dar un giro a la derecha.
vie 21 febrero 2025 12:03 PM
El candidato conservador alemán de la CDU para el canciller Friedrich Merz hace campaña en Berlín, Alemania, el 20 de febrero de 2025.
Friedrich Merz promete un fuerte giro a la derecha para aplacar los miedos de la ciudadanía hacia la migración irregular que alimentan a la extrema derecha.

Friedrich Merz, actual líder de la Unión Cristiano Demócrata (CDU), pasó años eclipsado por la canciller Angela Merkel. Merz se alejó de la política cuando ella entró al poder y construyó una fortuna en el sector financiero. Ahora está a punto de convertirse en el gobernante de una Alemania en crisis, necesitada de liderazgo.

Después de tres años de un gobierno de coalición encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz que colapsó en noviembre, los conservadores de la CDU/CSU lideran claramente los sondeos con una intención de voto del 30%, seguidos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, 20%).

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La elección anticipada se lleva a cabo en un contexto de crisis económica, de cuestionamiento del modelo industrial y geopolítico sobre el cual el país prosperó y de fragmentación del paisaje político.

A diferencia del talante centrista de Merkel, Friedrich Merz promete un fuerte giro a la derecha para aplacar los miedos de la ciudadanía hacia la migración irregular que alimentan a la extrema derecha.

Pero para llegar al gobierno, este exabogado de inversiones de 69 años deberá formar una coalición, un proceso que incluso en tiempos menos tóxicos y turbulentos toma varias semanas o meses.

La rivalidad con Merkel

La última canciller conservadora y Merz no pueden ser más distintos. Merkel creció en la República Democrática Alemania comunista, se casó dos veces y no tuvo hijos. El actual líder de la CDU nació en 1955 en una familia católica conservadora en la ciudad de Brilon, en Renania del Norte-Westfalia, en el centro de Alemania.

Se unió al ala juvenil de la CDU mientras aún estaba en la escuela. Entró en política a tiempo completo en 1989, cuando fue elegido para el Parlamento Europeo a la edad de 33 años.

Sus diferencias van mucho más allá de la vida personal.

Después de cumplir un mandato como eurodiputado, Merz, casado y padre de tres hijos, fue elegido para el Bundestag (el parlamento alemán) y se estableció como un líder en política financiera.

Merz, que apeló a la facción más tradicionalista y de derecha de la CDU, perdió ante Merkel en una elección para el liderazgo del partido en 2000.

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La rivalidad entre ambos se hizo más evidente en 2002, cuando Merz fue desplazado como líder de la oposición en el Bundestag en favor de Merkel. Un año después argumentó famosamente que las normas fiscales alemanas deberían ser lo suficientemente simples como para calcularlas en el reverso de un posavasos.

A fines de 2009, Merz se había incorporado plenamente al sector privado.

Regresó a la política solo años después, una vez que Merkel había dejado la escena política, después de una lucrativa carrera en la banca de inversión, con una licencia de piloto y varios millones de euros de riqueza en su haber, para, como lo dijeron sus partidarios, para salvar al partido.

Después de dos intentos fallidos de conseguir el liderazgo del partido CDU, en 2018 y 2021, fue elegido para dirigirlo en 2022, consolidando su regreso político.

Merz ha sido un crítico duro de Merkel, cuyo mandato calificó de “inactivo” y de “una alfombra de niebla” sobre Alemania, especialmente en referencia a la política migratoria de puertas abiertas que la canciller implementó en 2015.

Un modelo económico fallido

Además de la migración, Merz ha sido crítico del modelo económico impulsado por los gobiernos de Merkel y del socialdemócrata Olaf Scholz. “El modelo de negocios de este país ha desaparecido”, aseguró Merz en una entrevista con la revista The Economist.

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El crecimiento económico de Alemania está estancado desde antes de la pandemia e incluso se ha contraído en los últimos dos años.

China, antes mercado clave de las exportaciones alemanas, se ha convertido en un fiero competidor, especialmente en el sector de la automoción, fundamental en la cuna de marcas como Volkswagen o Mercedes.

Para dar solución a estos problemas, el político conservador sugiere, en primer lugar, reducir la “carga burocrática” impuesta por el gobierno alemán, pero también por las regulaciones europeas, por ejemplo las normas de informes de diligencia debida, algo que los líderes empresariales alemanes detestan.

En la entrevista con la publicación británica, Merz también asegura que hay que reducir el gasto social, que aumento de manera importante durante las administraciones de Merkel y Scholz.

"Tenemos que concentrar nuestro gasto público en no pagar a las personas que no están dispuestas a trabajar”, aseguró el candidato.

En energía, otro tema complicado para la industria alemana, Merz promete una reforma de la red y "construir al menos 50 plantas de energía de gas". No habrá retorno al gas ruso "por el momento", pero Merz está "absolutamente" abierto a firmar contratos a largo plazo para el (gas natural licuado estadounidense, que es mucho más caro que el enviado por Moscú.

El líder del CDU dijo considerarán nuevos reactores nucleares, un tipo de energía que quedó relegada durante el gobierno de Merkel.

La sombra de la extrema derecha

Aunque recientemente buscó su apoyo para aprobar una simbólica y controvertida moción parlamentaria para endurecer la política migratoria, Merz ha descartado con vehemencia un gobierno con AfD.

“Están en contra de… todo lo que somos, lo que construimos en la República Federal de Alemania. No hay cooperación con este partido”, dijo en una entrevista con la cadena CNN.

La principal economía europea, muy concienciada por su pasado nazi y el Holocausto, se creyó durante mucho tiempo inmune al ascenso de la extrema derecha que se producía en otros países del entorno.

Sin embargo, la AfD se sitúa ahora segunda en los sondeos, con clara ventaja sobre los socialdemócratas del SPD o sus aliados en el gobierno, los Verdes.

El resto de partidos prometieron aplicar un "cordón sanitario" a esta formación y no cooperar con ella, una postura que la AfD ha descrito como un "acuerdo de un cártel antidemocrático”.

Este estatus ha envalentonado a la AfD, que celebró la elección de Donald Trump en Estados Unidos y ha contado con el apoyo del magnate Elon Musk, que declaró que "sólo la AfD puede salvar a Alemania”.

Además, una serie de atentados mortales durante las semanas previas a las elecciones ha inflamado el debate sobre la migración y ha ensanchado los apoyos de la formación.

Después de uno de estos ataques, atribuido a un afgano en situación irregular que apuñaló letalmente a un hombre de 41 años y un niño de dos, Merz rompió el "cortafuegos" anti-AfD para aprobar una moción para endurecer la política migratoria.

Ese acercamiento arrastró a decenas de miles de manifestantes a las calles, que denunciaron una "campaña como si fuera 1933".

El jefe de gobierno saliente Scholz también condenó ese entente como un "mal presagio" para la negociación poselectoral. "La inmensa mayoría de alemanes no quiere más griterío extremo, más odio ni más polarización", dijo el socialdemócrata en el Bundestag.

Pero Merz, que culpa a Scholz del ascenso de AfD, argumenta que si las fuerzas moderadas no actúan, la extrema derecha un día podrá obstaculizar la labor del gobierno o incluso "acercarse a una mayoría".

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