"Tenemos suficientes (opositores) para detener el proceso hasta que el presidente se tome en serio la reducción del gasto y del déficit”, dijo el senador Ron Johnson, uno de los republicanos opuestos al proyecto de ley, a la cadena CNN.
Los demócratas, cuyo apoyo no es necesario si los republicanos mantienen un frente unido, denuncian que los recortes fiscales benefician sobre todo a los ricos a costa de una clase trabajadora que ya lidia con precios altos.
La Casa Blanca estima por el contrario que el proyecto de ley estimulará el crecimiento económico.
La Oficina Presupuestaria del Congreso, de carácter no partidista, concluyó que conllevará una transferencia de riqueza del 10% más pobre al 10% más rico.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, ruega ahora al Senado que no modifique demasiado el proyecto, porque cualquier retoque tendrá que volver a la Cámara Baja.
El Senado quiere que el proyecto de ley llegue al escritorio de Trump antes del 4 de julio, Día de la independencia de Estados Unidos, un plazo ambicioso dada la mayoría de apenas tres votos de los republicanos y las fisuras abiertas.
Analistas independientes prevén que alrededor de siete millones de beneficiarios del programa de seguro médico Medicaid se verán privados de cobertura.
Las encuestas muestran que la gran mayoría de los estadounidenses se oponen a recortar Medicaid, incluido el propio Trump, así como algunos republicanos de los estados más pobres que dependen en gran medida de la asistencia social federal.
Los moderados del Senado también están preocupados por los cambios propuestos en la financiación de la ayuda alimentaria, que podrían privar a hasta 3,2 millones de personas de un apoyo necesario.
Una cosa es casi segura: el propio Trump intervendrá en algún momento.