OPINIÓN: Vientos huracanados que ponen en crisis la salud energética de México
Nota del editor: Miriam Grunstein es profesora e investigadora de la Universidad Panamericana. Es académica asociada al Centro México de Rice University, coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin y socia fundadora de Brilliant Energy Consulting. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
(Expansión) — Houston es el corazón energético de las Américas y también su cerebro petrolero. En sus venas se siente el pulso de la industria. Ahí están las oficinas centrales de muchas empresas gigantes, las refinerías más importantes del país y algunos de los sistemas de transporte y almacenamiento más vitales de la industria de los hidrocarburos en este hemisferio. También, un depósito de reservas petroleras es vecino de Houston.
Por lo mismo, no solo abaten las imágenes de casas, comercios, calles, avenidas y autopistas bajo el agua, sino que también preocupan las noticias de que se ha tenido que poner en pausa una buena parte de la infraestructura petrolera ahí ubicada. Esta es una noticia muy grave para todos los que dependen de los energéticos que provienen de allá, y México, ciertamente, no es la excepción. Ahora que Estados Unidos es un país exportador de hidrocarburos, podría haber una crisis de abasto desde el Golfo de México hasta Beijing.
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Incluso, la refinería de Deer Park de la que son socios Pemex y Shell, está apagada junto con las de ExxonMobil, Valero, Citgo, Flint Hill, Magellan, Buckeye, Petrobras y Phillips 66. En suma, la capacidad de refinación ahora detenida es de 2 millones 195,699 barriles diarios. Estos datos arrojan que aproximadamente el 30% de la capacidad de refinación de EU está suspendida, lo cual es preocupante al tomarse en cuenta que México está en un punto muy bajo en la producción de petrolíferos y muy alto en sus importaciones.
Las refinerías en nuestro suelo refinan tan solo el 40% de lo que podrían bajo condiciones óptimas, como serían el procesamiento de crudos más ligeros, reconfiguraciones, menores costos de operación y otras más. Por otra parte, la refinería de Salina Cruz apenas arranca, tras la inundación y el incendio a fines de mayo de este año, mientras que Madero está parada por mantenimiento , por lo que sirve, en lo principal, como terminal de importación.
Cuando de gasolina se trata, en julio de 2017, de los 790,000 barriles diarios que se vendieron en México 570,000 fueron importados. ¿Cuánta gasolina compra Pemex de los comercializadores que se abastecen en el sur de Texas? Fuera de Pemex no se tiene ese dato. Entonces, ¿cuánto nos pegará el cese en las refinerías de esa región? Pues tendríamos que saber cuánto les compramos para hacer el cálculo. Como sea, en este momento no se conoce la dimensión del daño pues ni nuestros vecinos lo saben. Primero tendrán que bajar las aguas.
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Pero no todo lo que duele son los refinados. También la producción de crudo y gas también está en aprietos. Las maldades de Harvey han causado que Eagle Ford, el campo de lutitas que produce 1.4 millones de barriles diarios de crudo equivalente, cierre pozos y pare operaciones. Harvey ha causado estragos graves en los sistemas de transporte y otros conductos logísticos cuyo destino es el puerto de Corpus Christi, donde primero pegó el tremendo huracán.
Sin embargo, aun cuando se ha reducido la producción de crudo en Estados Unidos en un 15%, el precio del mismo ha bajado porque las refinerías no pueden recibirlo. La gasolina sube y el petróleo baja. No son buenas noticias para México el cual tendrá que comprar más caro y vender más barato al competir con los barriles que se extraen en Estados Unidos.
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Ahora nos preguntamos ¿quién es peor para nosotros? ¿Donald o Harvey? Por un lado, Donald amenaza con dejarnos sin Tratado de Libre Comercio, mientras que no sabemos qué tan lejos llegará Harvey en afectar nuestra seguridad de suministro y nuestras ventas de hidrocarburos. Tal vez llegue el momento en que le agradezcamos a la Secretaría de Hacienda el que haya fijado un precio máximo a la gasolina porque el de mercado podría irse al cielo . Salvo Sonora y Baja California, donde ya no hay controles de precio, todo México es territorio de los que fije Hacienda.
Un fenómeno político y otro meteorológico exigen que abramos los ojos a que no conviene que México tenga tal dependencia energética de un solo país y de una sola región . No es sano que persistamos en una política en la que solo el precio es lo que cuenta. Si refinar en México es costoso, habrá que ver qué tan cara nos sale esa dependencia. Si vender crudo a Estados Unidos fue por décadas la salida fácil para las finanzas públicas, ya veremos si el camino fácil fue al infierno. Un presidente y un huracán destructivos ahora nos cierran la puerta en las narices. Sería un error no buscar otras salidas.
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