Bill y Melinda Gates revelan por qué donan su dinero
Nota del editor: Los autores copresiden la Fundación Bill y Melinda Gates. Su carta anual de 2018, a partir de la cual se adaptan algunos puntos de este artículo, está disponible en www.gatesletter.com . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de sus autores.
(CNN) — "¿Es justo que tengan tanta influencia?" Esa pregunta nos la han planteado no pocas veces en los 18 años desde que comenzamos nuestra fundación. ¿Nuestra respuesta? No. No es justo que tengamos tanta riqueza cuando miles de millones tienen tan poco. Y no es justo que nuestra riqueza abra puertas que están cerradas para la mayoría de las personas.
Sin embargo, hacemos este trabajo y usamos cualquier influencia a la mano para ayudar a tanta gente como sea posible y promover la equidad en todo el mundo.
Y estamos comprometidos a transparentar qué financiamos y cuáles han sido los resultados. (No siempre es evidente qué ha sido exitoso y qué no, pero el equipo de nuestra fundación trabaja duro para evaluar nuestro impacto, corregir el rumbo y compartir lecciones). Aunque hemos tenido cierto éxito en lograr que el mundo preste más atención a la salud y la pobreza extrema, sería difícil argumentar en este punto que, a instancia nuestra, el mundo se centra demasiado en esos temas.
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Sin embargo, tener influencia hace que sea más difícil recibir opiniones y observaciones honestas. En los negocios, los clientes te hacen saber enseguida cuando cometes un error. No es lo mismo en la filantropía. Algunos de nuestros críticos se guardan su opinión porque no quieren arriesgarse a perder los fondos que les entregamos. Es por eso que escuchar y responder preguntas difíciles es importante. Y significa que tenemos que contratar correctamente, consultar a expertos, aprender constantemente y buscar diferentes puntos de vista.
Aunque nuestra fundación es la más grande del mundo, las empresas y los gobiernos gastan mucho más que nosotros. California, por ejemplo, gasta más que todas nuestras donaciones solo para gestionar su sistema de escuelas públicas durante un año.
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Y usamos nuestros recursos de una manera muy específica: para probar innovaciones prometedoras , recopilar y analizar datos y permitir que las empresas y los gobiernos amplíen y mantengan lo que funciona. Queremos incubar muchas ideas diferentes, y luego ayudar a que las mejores vean la luz lo más rápido posible.
Hay una pregunta natural que sigue a la pregunta sobre la influencia: "Si es injusto que tengan tanta riqueza, ¿por qué no se la dan toda al gobierno?" La respuesta es que creemos que siempre habrá un papel único para las fundaciones. Son capaces de adoptar una visión global para encontrar las necesidades más importantes, de adoptar un enfoque a largo plazo para resolver problemas difíciles y de conducir proyectos de alto riesgo que los gobiernos ni las empresas pueden asumir.
Si un gobierno intenta una idea que fracasa, alguien no hizo su trabajo y podría perder su trabajo en el siguiente ciclo electoral. En cambio, si nosotros no probamos algunas ideas que fallan, no estamos haciendo nuestro trabajo.
Otra pregunta que nos hacen mucho: "¿Por qué donan su dinero? ¿Qué ganan con eso?"
No lo hacemos porque pensemos en cómo seremos recordados. Nada nos gustaría más que algún día enfermedades como la polio y la malaria se hayan olvidado, y el hecho de que nos dedicáramos a ellas también caiga en el olvido.
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Hacemos este trabajo porque es importante, es gratificante y está en línea con la forma en que nos criaron. Ambos venimos de familias que creen en dejar un mundo mejor del que encontraste. Los padres de Melinda se aseguraron de que sus hijos practicaran las enseñanzas de justicia social de la Iglesia Católica. Cuando Melinda cursaba la preparatoria, en la Academia Ursuline de Dallas, se ofreció como voluntaria en las escuelas públicas para dar tutoría a estudiantes que estaban rezagados en matemáticas. Los padres de Bill respaldaron un vertiginoso número de causas importantes y organizaciones locales en Seattle, desde United Way y la Universidad de Washington hasta campañas de recaudación de fondos para escuelas.
Por supuesto, estos valores no son exclusivos de nosotros. Millones de personas donan su tiempo y dinero para ayudar a otros. Nosotros, sin embargo, estamos en la posición más inusual de tener mucho dinero para donar. Nuestro objetivo es hacer lo que nuestros padres nos enseñaron y hacer nuestra parte para mejorar el mundo.
Los dos hemos estado haciendo este trabajo, más o menos a tiempo completo, durante casi dos décadas. Casi durante todo nuestro matrimonio, casi durante la vida entera de nuestros hijos. A estas alturas, el trabajo de la fundación se ha vuelto inseparable de lo que somos, es nuestra vida.
Hemos intentado transmitir estos valores a nuestros hijos hablando con ellos sobre la labor de la fundación y, a medida que han ido creciendo, los llevamos con nosotros en los viajes para que puedan verla por sí mismos. Hemos pasado miles de horas aprendiendo juntos, reuniéndonos con científicos, educadores y líderes mundiales. Los sitios que visitamos, las personas con las que pasamos nuestro tiempo, lo que leemos, vemos y escuchamos, todas esas decisiones se toman a través del prisma de nuestro trabajo en la fundación (cuando no estamos viendo The Crown o The Man in the High Castle).
Tal vez hace 20 años pudimos haber tomado una decisión diferente sobre qué hacer con nuestra riqueza. Pero ahora es imposible imaginarlo.
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