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OPINIÓN: ¿Cómo medir y controlar el miedo en los mercados accionarios?

Los mercados accionarios se han encargado de mostrarnos valiosas lecciones a lo largo del tiempo, y una de ellas es que pueden permanecer irracionales por largos periodos, señala Iván Barona.
mar 08 enero 2019 09:04 AM
Miedo en inversiones - miedo en el mercado accionario
Si definimos que el mejor momento para comprar es después de una caída, ¿qué tan grande debe ser esta? Si seguimos la definición de mercado bajista, ¿solo compraríamos cuando se encuentra 20% o más, por debajo de su máximo previo?

Nota del editor: Iván Barona estudió Administración y Finanzas en la Universidad Panamericana. Comenzó su carrera en GBM en 2004 como analista de vivienda e infraestructura para posteriormente fungir como Estratega México. En 2012 ocupó el cargo de Director de GBMhomebroker y actualmente encabeza el área de Business Intelligence de GBM. Es profesor por asignatura en la UP y Lead Mentor en Collective Academy. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.

(Expansión) - “Sé temeroso cuando los demás son ambiciosos, y sé ambicioso cuando los demás son temerosos”

Esta es una de las máximas pronunciadas por el exitoso oráculo de Omaha, Warren Buffet. Si consideramos que actualmente él ocupa el tercer lugar entre los hombres más ricos sobre la tierra, con una fortuna estimada en poco más de 80,000 millones de dólares, tal vez valga la pena prestar atención.

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No cabe duda de que, en cuanto a la forma, esta cita es atractiva, y apoyada en la simetría se vuelve memorable. En cuanto al fondo, esta famosa frase menciona emociones con una naturaleza primitiva, que, siendo viscerales, causan empatía en el lector.

Pareciera otra interpretación de “compra barato y vende caro”, si suponemos que el “miedo” lleva a precios bajos, y la “ambición” indica precios altos.

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El efecto positivo que tendría en nuestras finanzas el poder seguirla al pie de la letra es evidente, pero me vienen a la mente un par de puntos que complican su ejecución.

1. ¿Cómo medir el miedo/ambición?

Si entendemos que “precios bajos” reflejan “miedo”, ¿qué tan bajos deberían ser para aprovechar? Y viceversa, ¿qué tan alto debe estar el mercado para ser reflejo de ambición?

Los mercados accionarios se han encargado de mostrarnos valiosas lecciones a lo largo del tiempo, y una de ellas es que pueden permanecer irracionales por largos periodos.

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Si definimos que el mejor momento para comprar es después de una caída, ¿qué tan grande debe ser esta? Si seguimos la definición de mercado bajista, ¿solo compraríamos cuando se encuentra 20% o más, por debajo de su máximo previo?

Por otro lado, si consideramos el efecto opuesto, como una clara muestra de ambición, y vendemos cada vez que acumula avances de 20%, ¿no estaríamos topando nuestra ganancia?

Entiendo que el argumento no es programático, el contexto puede ser de gran ayuda, y como algunos dicen “Sabré cuando lo vea”. El problema de dejar criterios subjetivos es el siguiente:

2. ¿Cómo controlar el miedo o ambición?

El temor y la ambición son sentimientos, y por lo mismo, considero que actuar contrarios a ellos implica un gran reto. La Real Academia Española define miedo como: “angustia por un riesgo o daño real o imaginario”, mientras que la definición de temor contempla una “pasión del ánimo, que hace huir…”.

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Si bien el miedo como tal es un intangible a una posibilidad, la narrativa que lo determina puede evolucionar de manera rápida a argumentos sólidos. Por ejemplo: “los mercados están cayendo porque las tasas están subiendo, y de la mano la prima de riesgo, anticipando un menor valor presente neto de los flujos futuros, los cuales también podrán ser menores…”.

Como ven, los argumentos pueden hacer sentido, y en cierto momento llevarnos a reaccionar en detrimento nuestro. Analicemos una reacción visceral ante el escenario planteado anteriormente.

Si los vientos en contra se materializan, los precios de las acciones podrían caer más, por lo que podría decidir salir ahora… y con ese dinero… lo invierto a plazo, en bienes raíces, o vuelvo a entrar más abajo.

Invertirlo a plazo podría implicar perder liquidez y amarrar una tasa, que podría dejar de ser atractiva en algún punto. El valor de los bienes raíces también vería efectos adversos con relación a la tasa. Y volver entrar al mercado, ¿qué tan más abajo? ¿qué pasa si no baja más?¿volverías a entrar más arriba?

En el caso de la ambición, alguna vez escuché una interesante definición de “burbuja financiera” por parte de un portafolio manager: una burbuja es un activo financiero que el no comprarlo haría que me despidieran.

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Aquí uno debe tener control ante narrativas elocuentes que tratan de justificar alzas en precios de activos, pero principalmente control ante el hecho de ver a una gran cantidad de gente, amigos y enemigos, incrementando su patrimonio.

Es necesario poder combatir el famoso FOMO (Fear of Missing Out) o Miedo de No Ser Parte.

En conclusión, creo que bien vale la pena ser “racional” cuando los demás son ambiciosos, y sé “racional” cuando los demás son temerosos. Y dado que es difícil imponer la racionalidad en ambos extremos, planea con anticipación y apégate a la ejecución del mismo.

Si nuestro horizonte de inversión está alineado a un largo plazo, y continuamos aportando de manera regular, los escenarios adversos del mercado serán espacios de oportunidad para aprovechar y ejercitar nuestra fuerza de voluntad.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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