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OPINIÓN: ¿Cómo liberar el potencial petrolero de México?

El portafolio de proyectos de Pemex es muy diverso, pero pudiera tener mejores resultados si se focaliza en proyectos en que es más rentable, opinan Alfredo Álvarez y Salvador Ugalde.
jue 21 febrero 2019 10:34 AM

Nota del editor: Alfredo Álvarez es Socio Energía de EY. Salvador Ugalde es Director Ejecutivo de EY. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a los autores.

(Expansión) – La nueva administración ha perfilado al sector energía como prioritario en su agenda de gobierno. En particular, se percibe un especial interés en que Pemex retome un rumbo preponderante, con argumentos vinculados a la seguridad y soberanía energética del país.

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Este papel de Pemex no solo es deseable, es necesario. La discusión sobre qué hacer en el sector y qué rol queremos para la empresa petrolera va más allá de quién explora y extrae hidrocarburos. Se debe considerar además la salud de las finanzas públicas y de la propia empresa, la sostenibilidad de la plataforma de producción, la seguridad en las operaciones, la relación con comunidades, entre otros elementos que conlleva una operación tan amplia para un insumo necesario para la actividad productiva, en un país en el que parte importante del presupuesto es financiado con la renta petrolera.

Para México la caída de precios relativamente altos entre 2006 y 2014 a más moderados a partir de entonces, puso de manifiesto la debilidad estructural del sector para poder sostener de forma rentable los niveles de producción. Ante la caída de ingresos, se redujo la inversión, no solo para la producción de hoy, sino aquella destinada a descubrir y desarrollar los campos que nos abastecerán en un futuro.

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Aun con el apoyo al presupuesto de inversión de 75,000 millones de pesos (mdp) contemplado en el paquete fiscal para 2019, resulta palpable que la presión por cumplir los compromisos de deuda de corto y mediano plazo – 135,000 mdp en 2019, más otros 871,000 mdp entre 2020 y 2024, conforme información distribuida por Pemex a inversionistas institucionales – restará grados de libertad para cumplir con los objetivos de producción que se requieren para hacer rentable a la empresa y brindar recursos para mantener finanzas públicas sanas.

Este panorama contrasta con la generosidad de la naturaleza de nuestro país. Si bien las reservas certificadas por 27 MMMbpce representan un recurso importante, desarrollar el potencial tanto en el volumen remanente por 210 MMMbpce, así como en aquellos recursos prospectivos por descubrir, de casi 113 MMMbpce, requieren de grandes inversiones y tecnología. Exigir a Pemex realizar todo con recursos propios supondría costos y riesgos inmensos.

Afortunadamente México y Pemex cuentan con un marco legal con las herramientas para aprovechar estas oportunidades, complementado con terceros cuando así se decida, sin comprometer recursos del erario o aumentar el endeudamiento.

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El portafolio de proyectos de Pemex es muy diverso, pero pudiera tener mejores resultados si se focaliza en proyectos en que es más rentable – ahí donde están el 80% de la producción y reservas. Para el 20% restante, Pemex puede incrementar el uso de esquemas que ya emplea, para alinear incentivos y ampliar las capacidades de inversión en áreas que requieren de mayor tecnología o cuya escala no justifica distraer los recursos técnicos y financieros propios:

Contratos de servicios. Bajo este esquema, Pemex puede acceder a nuevas tecnologías o capital a riesgo, con métricas de pago vinculadas al desempeño del proyecto. Especialmente interesantes para áreas maduras, que no reciben recursos por tener una menor escala que otros proyectos.

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Migrar individualmente al esquema de contratos. Para áreas que no se han desarrollado por tener costos altos y no ser rentables después de impuestos. Pemex puede solicitar sustituir su asignación por un contrato que presumiblemente tendrá una menor carga fiscal que permita su desarrollo, generando una relación ganar–ganar con el fisco.

Alianzas y asociaciones. Pemex es el participante que más contratos ha ganado con la CNH, y pudiera aumentar su cartera con los llamados “farm outs” o buscando oportunidades de unificación con otros contratistas.

Además de estos ejemplos, pueden idearse otros esquemas que aprovechen la flexibilidad que otorga el régimen legal aplicable al sector. Sin embargo, ante la magnitud del reto que como país enfrentamos, no será suficiente atacar el potencial solo con Pemex. Se requiere mantener el ritmo y la consistencia en la oferta de oportunidades con terceros. Hasta el momento, en las rondas de la CNH se han tenido resultados extraordinarios, en tanto que han permitido acrecentar la inversión, y al mismo tiempo se han recibido ofertas muy atractivas para el fisco, todo sin comprometer recursos del presupuesto de la Federación.

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Desde el inicio de su instrumentación, apenas en 2015, los contratos han aportado más de 45 MMMdp. Si bien modesto comparado con pagado por Pemex, en promedio estos contratos ofrecen una mayor proporción del valor total del negocio que se materializará conforme inicie la producción.

El potencial está ahí. El Estado tiene los instrumentos para dirigir una política energética a la altura de las necesidades del país y Pemex tiene las herramientas para ser más eficiente y rentable, y más importante, para asumir una posición de liderazgo y principal motor para encarar este gran reto nacional. ¿Qué esperamos?

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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