OPINIÓN: Tenemos la oportunidad de crear la industria del Internet de las Cosas
Nota del editor: Alfredo Velázquez es un emprendedor de tecnologías, creador de soluciones en logística viral, telecomunicaciones y sistemas de rastreo. Es fundador y CEO de Neus Mobile, un operador móvil virtual especializado en IoT e innovación disruptiva. Síguelo en su cuenta de Twitter @Alfredo_IoT . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
BARCELONA (Expansión) – Parte de guerra, 2 de 3.
El parte se torna técnico, legible, pero hay que hablar del armamento y de la suprema importancia de las alianzas y los momentos.
OPINIÓN: ¿Qué me está aportando el Mobile World Congress 2019 en Barcelona?
Existe un término que es relativamente común en la industria de telecomunicaciones, aquí también existe la 4T, la cuarta transformación. En este caso nos referimos a la cuarta muy importante evolución que ha logrado esta industria. Se traduce en la disrupción digital, la de las comunicaciones, la que nos lleva a la red 5G de la que tanto se está hablando y de la que se esperan tantos cambios, innovaciones disruptivas y transformaciones sociales.
Esta, la que se conoce como Industria 4.0 es la del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en Inglés), la que conecta máquinas más que personas, la que engloba a la inteligencia artificial, el “big data”, la robótica, los nuevos dispositivos de telemetría que todo lo ven, miden y reportan en tiempo real. Esta revolución técnica, que casi no vemos, es la que va a permitir transformar nuestras ciudades en espacios inteligentemente conectados, comunicando oferta y demanda de servicios en tiempo real, los de transporte por ejemplo, para disminuir el tráfico y que nunca falte un medio de traslado donde lo necesitemos.
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En este campo de batalla se dice que hemos evolucionado desde la Revolución Industrial, donde las máquinas de vapor y carbón habían sido sustituidas por electricidad, hasta la información y las nuevas tecnologías y ahí, en este último concepto de las nuevas tecnologías radica la más feroz de las batallas.
Primero porque no estamos seguros de cuáles son esas nuevas tecnologías, quiénes las están haciendo o cómo podrán afectarnos para bien o para mal, me explico. Recorrer los pasillos del Mobile World Congress 2019 en Barcelona, una mega exposición de talentos, nos permite entender, a simple vista, que la creación de innovación es posible para todos, desde los grandes consorcios globales hasta los más pequeños stands de países emergentes. Presentan disrupciones significativas, historias de éxito que se concretan en un par de años; en este sentido, la innovación se está democratizando.
OPINIÓN: Disrupción en tecnología a la vista
Ya existen y están disponibles los taxis drones, los automóviles autónomos, los robots domésticos que veíamos en las caricaturas de niños, los teléfonos celulares que ya sustituyen en calidad a las cámaras de filmación más profesionales, realidad virtual que nos permite ver y entender espacios y contextos de mucho mejor forma que si estuviéramos presencialmente ahí, ciudades completas que son muy eficientes gestionadas por máquinas y algoritmos que permiten a sus habitantes ahorrar tiempo, reducir costos y tener mucho mejores niveles de vida que aquellas que no lo hacen.
Los ejemplos son interminables y lo cierto es que nuestro mundo se está transformando mucho más rápido de lo que habíamos pensado. Las máquinas se están conectando entre sí y la inteligencia que se está derivando de ello, en ciclos interactivos cada vez más frecuentes, más completos y más comprensibles, nos está permitiendo rediseñar el mundo en el que vivimos y cómo lo vivimos.
OPINIÓN: Disrupción en tecnología a la vista
Ahora bien, algo muy importante, si bien la capacidad de crear la tenemos todos, los productos y soluciones de esta nueva realidad no van a ser accesibles para todos. Las nuevas tecnologías y toda su capacidad para transformar realidades no son bienes que estén fuera de los conceptos de mercado. Todas estas tecnologías e innovaciones disruptivas están disponibles, existen, ya se compran y venden sí, pero todo tiene un precio y a mi parecer, México se está quedando atrás de forma muy peligrosa en hacerse de esta infraestructura básica para competir.
Hemos visto el ascenso y descenso de civilizaciones de la mano de nuevas tecnologías, no hay duda de ello, este congreso en Barcelona me está dejando ese sabor amargo que nos deja ver cuando alguien se adelanta. Nuestros Méxicos, lo digo en plural porque me refiero tanto al que está intentando crear la infraestructura básica para digitalizar al país y ofrecer comunicaciones e internet en todo el país, como al que está intentando subirse a la ola del 5G y las nuevas tecnologías, innovando y aportando creaciones y soluciones únicas para el mundo, realidades totalmente dispares, pero realidades al fin con las que estamos dando la batalla e intentando adaptarnos, tarde, al nuevo entorno global que cada vez se transforma más rápido.
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Así no vamos a ganar, necesitamos tener la capacidad para crear y hacerlo rápido, eso lo podemos lograr mediante una regulación muy sencilla, flexible, abierta y dirigida por el mercado. El ecosistema que nace en este entorno se autoregula y emprende, el gobierno principalmente fomenta y gestiona, son los emprendedores quienes construyen y manejan.
Por último, la paradoja mágica y única en nuestro país es que la debilidad que ha generado la poca competencia en el sector de telecomunicaciones también ha creado un mercado virgen en oportunidades, sin demasiadas restricciones técnicas o legales donde, hasta el momento, tenemos la oportunidad de crear la industria del Internet de las Cosas y ofertar libremente a un mercado ávido de soluciones.
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