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México, víctima de la amenaza tarifaria estadounidense

México puede también imponer aranceles a las importaciones provenientes de EU, pero ello podría derivar en una guerra tarifaria, opina Alfredo Coutiño.
vie 31 mayo 2019 12:19 PM
Donald Trump
La aplicación de un nuevo arancel por parte de Trump causaría una turbulencia financiera.

(Expansión) - El país vuelve a ser víctima de las amenazas comerciales del presidente Trump . En esta ocasión, México se enfrenta a la posible imposición de un arancel de 5% a todas las exportaciones de mercancías hacia el mercado estadounidense, como castigo a la aparente inefectividad del gobierno mexicano para detener el flujo de inmigrantes ilegales hacia el norte.

El anunció le cayó por sorpresa al gobierno mexicano , ya que se dio unas horas después de que se enviara el paquete del T-MEC para su proceso de aprobación en el senado mexicano. La medida estadounidense no solo abre la puerta al inicio de una guerra tarifaria sino también introduce riesgo a la aprobación del acuerdo comercial que sustituirá al TLCAN.

El anunció del presidente Trump señala la intención de empezar con una tarifa de 5% a partir del 10 de junio y aumentarla en tramos de 5 puntos porcentuales cada mes hasta llevarla a un máximo de 25% a principios de octubre, a medida que el flujo de inmigrantes no se reduzca a satisfacción del presidente Trump. La primera reacción en México fue de dar una respuesta agresiva en la misma dirección con respecto a las importaciones del país provenientes de los Estados Unidos, lo cual daría inicio a una guerra tarifaria entre los dos vecinos.

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Más allá del impacto potencial que dicho arancel tendría en la economía estadounidense (inflación, empleo y actividad económica), en México su efecto sería de consecuencias significativas, sobre todo por la alta dependencia de la economía con respecto al mercado estadounidense.

En 2018 las exportaciones mexicanas totalizaron 451,000 millones de dólares (mdd), de los cuales 358,000 mdd (80% del total) se vendieron en Estados Unidos. Una tarifa de 5% a las exportaciones mexicanas hacia el mercado estadounidense representaría un gravamen anual de 18,000 mdd (1.5% del PIB mexicano). Mientras que si la tarifa sube a 25% a lo largo de un año, ello representaría un gravamen de 90,000 mdd (7% del PIB).

Obviamente, el impacto sobre la actividad económica mexicana sería significativo, además de la turbulencia financiera que produciría y que forzaría a las autoridades a tomar medidas agresivas para intentar restaurar la estabilidad de los mercados internos.

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Ciertamente, México tiene la posibilidad de tomar represalias en la misma dirección al imponer aranceles a las importaciones provenientes de Estados Unidos, lo cual tendría el potencial de derivar en una guerra tarifaria en donde los dos países resultarían lastimados.

Una segunda opción, menos agresiva y posiblemente más efectiva, sería permitir la caída del peso a niveles suficientes para contrarrestar el efecto tarifario. Si la depreciación del peso es mayormente generada por las fuerzas del mercado (pánico), sin intervención directa de las autoridades, el país no puede ser acusado de “manipulación cambiaria”.

En cualquier caso, en este escenario de guerra tarifaria, tanto Estados Unidos como México tendrían bastante que perder en materia económica, y con un daño importante en las relaciones políticas.

Nota del editor: Alfredo Coutiño es Director para América Latina en Moody’s Analytics. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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