El reciente anuncio de Facebook en torno a la criptomoneda Libra y el consorcio que se ha creado para impulsarla globalmente habla de eso. Facebook ha crecido aceleradamente, domina el marketing digital y crece más de 40% anual, pero no entra en ninguna zona de confort. Hace adquisiciones agresivas, como Instagram y Whatsapp, y hace proyectos ambiciosos como el de Libra, adelantándose al mundo. Una empresa que nunca detiene su velocidad.
Para un inversionista de capital de riesgo, la velocidad cuenta y mucho. Si, por ejemplo, hace una inversión de un millón de dólares en una empresa y la vende en cuatro millones de dólares en tres años, la TIR (o sea la tasa de retorno) que obtendría es del 59%. Es decir, que ganó 59% sobre el dinero que puso en ese tiempo y eso lo convierte en una inversión magnífica.
Pero si en lugar de venderla en tres años la vende en cinco, esa tasa de retorno baja a 32%, lo que la convierte en una inversión más ordinaria. Si se toma 10 años para hacer esta transacción, entonces quizá hubiera sido mejor invertir en otros instrumentos con menor esfuerzo, porque la tasa de retorno sería de 15%.
Para un emprendedor, la velocidad es de vida o muerte. Consideremos, para empezar, el producto. Si yo empecé una empresa tecnológica en 2015 y quería hacer una disrupción utilizando una tecnología innovadora, lo mejor es que mi empresa empezara a levantar el vuelo en 2016 o 2017, porque para 2019 o 2020, la cantidad de gente que va a tener ese producto o innovación va a hacer mucho más complicado el éxito del negocio.