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El ciberataque en Pemex. Lo que nadie sabe y nadie supo

Lo que pone los pelos de punta no es el ciberataque en sí, sino todo lo que ignoramos sobre él, dice Miriam Grunstein.
mar 19 noviembre 2019 11:32 AM
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Una de las hipótesis es que el ciberataque vino desde dentro para destruir “archivos estratégicos” relacionados con las deudas de Pemex a sus proveedores, dice Miriam Grunstein.

(Expansión) - Un ciberataque a una gran empresa siempre es noticia y hace historia. En este caso lo que hará historia es que es virtualmente imposible armarla. Por la opacidad inusitada en torno a este episodio, su transcendencia es materia de especulaciones, incluso fábulas. Tan poco se sabe sobre esta infiltración maligna que solo queda echar al vuelo la especulación. Podría ser incluso materia de una buena película de acción y suspenso. La que escribe la intitularía “Pemex al borde de un ciberataque de nervios”.

Pero lo que pone los pelos de punta no es el ciberataque en sí, sino todo lo que ignoramos sobre él. El gobierno y la prensa han dejado al público en un estado de perplejidad. ¿Qué sistemas han sido afectados? ¿Hasta qué grado? ¿Quiénes son los responsables?

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El gobierno ha calificado esta intrusión de un virus como nimio ya que, según su dicho, solo ha afectado el 5% de los equipos de Pemex; más aún, que ya hay comunicación con los piratas quienes han exigido 5 millones de dólares en bitcoins para que Pemex quede limpio y como nuevo.

Y como solo 5% de los equipos de Pemex han sido afectados, como también los hackers pidieron solo 5 millones de dólares, lo que más claro queda es que al gobierno le gusta ese número. Y para darle gusto, la que escribe ofrece 5 hipótesis (desde las más elementales hasta las más conspiratorias) para explicar de qué se puede tratar este ciberataque.

La más aburrida acusa al descuido con el que Pemex mantiene sus sistemas informáticos. En los pasillos de la torre ejecutiva en la avenida Marina Nacional cuentan que llevan más de una semana picándose los ojos por no tener acceso a los programas de cómputo y/o a su correo institucional. Así que se han puesto en comunicación con métodos propios del túnel del tiempo. Hay quienes tenemos la edad suficiente para recordar el papel de memorándum rectangular con copia hecha a máquina con papel carbón. Eso se hacía en los tiempos del descubrimiento de Cantarell y será triste, pero no menos cierto, que esos tiempos pasaron ya, hace rato. En una Dirección, y en otra, se habla de un colapso entre el 50% y el 70% de los equipos de cómputo, algunos de los cuales, me dicen, no tienen licencias vigentes. ¿Será cierto?

Otra hipótesis, también aburrida, es la oficial. Cuentan los altos mandos gubernamentales que unos hackers, de los que sabemos casi nada, infectaron los sistemas y como rescate han pedido 5 millones de dólares en bitcoins, que el gobierno se reusará a pagar porque los gestos de debilidad son solo tolerables ante truhanes de los tamaños de Ovidio Guzmán . Como fuere, todo está bajo control de y las afectaciones, si acaso, han sido mínimas.

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Otra ya un poco más interesante es que el ciberataque vino desde dentro para destruir “archivos estratégicos” relacionados con las deudas de Pemex a sus proveedores. A decir verdad, no es inteligible de qué forma esfumar estos archivos evita o ayuda a su penosa situación como deudor. Como fuere, las empresas proveedoras, o al menos muchas de ellas, deben tener registros encriptados, contratos y otros medios para acreditar lo que se les debe.

A continuación, en cuarto lugar, viene la hipótesis de la que escribe: hay varios indicios de que el “ciberataque” afectó, al menos en parte, pero de forma importante, a los sistemas de medición volumétrica de la petrolera. Se sabe de afectación en plataformas de producción de crudo y de terminales de almacenamiento y reparto de combustibles. Infectados los sistemas de medición de hidrocarburos realmente no hay manera de saber cuánto se produce y /o si hay aumentos o disminuciones. Ahí podría llegarnos una crisis energética sin saber cómo ni cuándo. Nadie sabe. Nadie supo.

Se dijo que serían 5 hipótesis pero falta una. A decir verdad, la que escribe podría extenderse hasta el infinito pero esta columna tiene un espacio limitado. Los invito a que inventen la suya. Seguramente, no será ni más ni menos inverosímil que las anteriores.

Nota del editor: Miriam Grunstein es profesora e investigadora de la Universidad ORT México y es académica asociada al Centro México de Rice University. También ha sido profesora externa del Centro de Investigación y Docencia Económicas y coordinadora del programa de Capacitación al Gobierno Federal en materia de Hidrocarburos que imparte la Universidad de Texas en Austin. Hoy es socia fundadora de Brilliant Energy Consulting y dirige el blog Energeeks.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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