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La época del año que nos ocasiona mayor inestabilidad financiera

Las fiestas navideñas envuelven una serie de factores económicos a considerar, los cuales pueden impactar directamente en nuestros bolsillos, opina Erendira Yaretni.
mié 11 diciembre 2019 11:15 AM
Ofertas navideñas - compras decembrinas - gastos
Participamos en cada intercambio, lo cual implica un gasto más, para algo que se irá al fondo del cajón o irá acumulándose en una repisa, considera Erendira Yaretni.

(Expansión) – Cada época del año implica abordarla con cautela y previsión económica, las fiestas navideñas no son la excepción a esta regla; irónicamente es la época favorita del año para muchos, pero no deja de ser la que mayor inestabilidad financiera nos ocasiona, como lo son la inflación y el endeudamiento.

Una vez llegado diciembre nos topamos con un periodo del año donde es posible encontrar adornos por cada avenida, en cada casa e incluso en el trabajo; no solo se halla llena de buenos deseos, propósitos, sonrisas y regalos. Estas temporadas, navideña y decembrina, envuelven una serie de factores económicos a considerar, los cuales pueden impactar directamente en nuestros bolsillos.

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Santa Claus no solo viene acompañado de un hermoso traje rojo, una abundante barba blanca, un trineo y sus nueve renos, sino de una deficiente planeación en las finanzas personales, es decir, de un consumo excesivo, gastos innecesarios, incremento en los precios e incluso la presencia de los pecados capitales como lo son la gula, la soberbia y la avaricia.

En términos económicos, y de acuerdo al panorama que el país actualmente está enfrentando en una llamada recesión técnica, nos lleva de la mano a una fatal cuesta de enero.

Recordemos que noviembre se ha convertido en un mes que por novena ocasión celebró el Buen Fin, es decir incrementamos nuestro consumo, acabamos de realizar compras, lo que en gran medida para las familias mexicanas ha implicado un endeudamiento, muchos trabajadores han recibido un adelanto de sus aguinaldos con la finalidad de propiciar su consumo, dejándolos desprovistos de una planificación financiera para los meses venideros.

Una vez iniciado diciembre comienzan los tradicionales adornos en casa, los famosos intercambios familiares, con amigos y en el trabajo, así como las posadas donde el derroche de dulces, frutas y piñatas se observan junto con un cúmulo de agentes contaminantes que esta temporada nos permite acarrear.

Desde que comenzamos a colocar nuestro brillante árbol navideño, las luces y demás adornos, inician los gastos, si bien hemos guardado la decoración de años pasados, el consumo de energía eléctrica tiene un incremento exponencial, y aunado a ello, un grato regalo este año nos aguarda bajo el arbolito, con el subsidio de la luz.

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Y eso no es todo, participamos en cada intercambio al que nos invitan, en los cuales siempre salimos insatisfechos, nunca vamos a recibir lo que nos gustaría, lo cual implica un gasto más, para algo que se irá al fondo del cajón o irá acumulándose en una repisa.

Llega el momento de la cena, donde cada casa derrocha en una fiesta con manteles largos y como cada año con exceso de comida, que permitirá recalentado por una semana o hasta la cena de fin de año, quedándose en el congelador hasta hastiarnos.

Lee: 5 tips para no excederte en los gastos de Navidad

Aquí no concluyen los gastos, aún faltan los regalos de Papá Noel, Melchor, Gaspar y Baltazar, conformada por una generación de nuevos padres que buscan comprar el amor a través de regalos innecesarios y costosos para sus hijos, generando mayor insatisfacción que felicidad.

Con ello no se está acabando con la magia navideña o menos aún, insinuó que soy el Grinch, solo estoy colocando sobre ese reluciente mantel que se ha puesto delicadamente sobre la mesa, el exceso desmedido de gastos y productos que buscamos presumir como un outfit para cada fiesta, carro nuevo o regalos lujosos.

Realmente la idea de este artículo es ofrecer un panorama que permita ayudarnos a tener un control de nuestras finanzas personales.

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Pero ¿por qué? Es sencillo, derivado de gastos innecesarios y un sobreendeudamiento, llega enero acompañado no sólo de un nuevo año, un brindis con la promesa de 12 deseos o propósitos en cada uva, sino de una fatídica cuesta de enero, es decir, una disminución en la actividad económica, que si no es controlada, podría detonar en crisis, aunado a una recesión que el país está atravesando; a ello se suma el mal uso de las tarjetas de crédito, tema que abordaremos en otro artículo.

Lee: Seis apps para la cuesta de enero

Recomiendo que nuestros regalos este año sean buenos deseos, digamos no a los intercambios y seamos capaces de compartir lo que nos sobre en nuestros armarios y en casa con familias menos privilegiadas, eso llena más el corazón y será una grata enseñanza para nuestros hijos el compartir. Ese sí es un verdadero espíritu navideño.

Nota del editor: Erendira Yaretni Mendoza Meza es licenciada en Economía, maestra en Gobierno y Desarrollo Regional por El Colegio del Estado de Hidalgo y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Es profesora de la máxima casa de estudios de la entidad. Síguela en su cuenta de Twitter como @yaretni .

Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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