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Irán, el distractor electoral mensual de Trump

A ver si el capricho de Trump no se sale de control y las consecuencias desbordan el cálculo de riesgos, aunque -por ahora- el saldo de la maniobra iraní le favorece, opina Horacio Vives.
jue 09 enero 2020 12:28 PM
Donald Trump
El Congreso no pasó por alto la oportunidad de confrontar al presidente Trump: la Cámara de Representantes sesiona con la pretensión de atarle las manos para impedir futuras acciones militares en Irán, señala Horacio Vives.

(Expansión) – Con el reciente anuncio de Donald Trump de optar por la vía de sanciones económicas en vez de una mayor escalada en acciones militares, parece llegar a su fin el breve pero trepidante ciclo de una docena de días de máxima tensión entre Estados Unidos e Irán, cuyo cénit fue la ejecución de un líder militar iraní, Qasem Soleimani, ordenada por Trump.

Desestabilizar para quedar igual

Si bien Trump podrá argumentar que lo hizo al amparo de la razón de Estado, para evitar un mal mayor o para diezmar a una organización terrorista cuyos tentáculos alcanzan a varios países de la región y atentan contra intereses estadounidenses, lo central es que Trump volvió a desestabilizar los ya de por sí precarios equilibrios en Medio Oriente.

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Aunque el escenario castastrofista de una “tercera guerra mundial” era poco factible, el aumento de tensiones y eventuales futuras agresiones, bien justifica la preocupación de la internacional.

Algo que caracteriza a la gestión de Donald Trump es su política exterior caótica y caprichosa que lleva a generar mensajes contradictorios entre el presidente y los mandos militares y diplomáticos. La actual crisis entre Estados Unidos e Irán dio muestras de ello.

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En esa lógica, lo que es importante resaltar es que los diferendos históricos entre Irán y Estados Unidos siguen intactos. Entre los más importantes se cuentan la intención de Irán por enriquecer uranio sin restricciones, la férrea oposición de Estados Unidos para que Irán desarrolle armas nucleares, la capacidad iraní para desarrollar milicias terroristas regionales y las amenazas que ello representa para los aliados de Estados Unidos en la región, particularmente Israel.

Política exterior como consecuencia de una política doméstica

Las acciones realizadas por Trump en el ámbito internacional responden por supuesto a sus necesidades de incidir en la política interior de Estados Unidos. En el borrascoso camino en búsqueda de su reelección, Trump debe sortear el conflicto frontal con el Congreso -la Cámara de Representantes recientemente detonó el proceso de impeachment y posible (aunque muy poco probable) destitución- que eventualmente deberá resolver el Senado.

El Congreso no pasó por alto la oportunidad de confrontar al presidente: la Cámara de Representantes sesiona con la pretensión de atarle las manos para impedir futuras acciones militares en Irán.

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Algo que no es menor para la agenda electoral doméstica de Trump es la insistencia por rectificar y corregir -según él- toda acción realizada por su antecesor. Los errores de política exterior de Barack Obama, en el diagnóstico obtuso de Trump. En este caso puntual, revertir el acuerdo nuclear de Irán de 2015, impulsado por Obama, tiene ese claro objetivo.

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En esa lógica, Trump pretende desviar la conversación pública del conflicto interno con el Congreso, la desaprobación de su mandato y trata de emular la conocida receta de detonar una intervención militar y poder así usar el discurso del miedo como temática electoral. Esa estrategia que tan buenos réditos le dio al anterior republicano en la Casa Blanca, George W. Bush y que, en efecto, le permitió su reelección presidencial e inclisive la mayoría en el Congreso en las siguientes elecciones legislativas intermedias.

A ver si el capricho de Trump no se sale de control y las consecuencias desbordan el cálculo de riesgos, aunque -por ahora- el saldo de la maniobra iraní le favorece.

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Si bien apenas arranca el año y el mes, enero es seleccionado por Trump para generar un distractor y sacar rédito electoral de cara a la contienda de noviembre de 2020.

Nota del editor: Horacio Vives Segl es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano (Argentina). Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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