Señala que no sólo somos menos productivos y creativos cuando intentamos realizar múltiples tareas, sino que somos mucho menos felices a largo plazo. Esto no significa que nunca debemos hacerlo. De hecho, es inevitable que lo hagamos, pero necesitamos tener lo que él llama «islas de la cordura»: momentos durante el día en que realizamos una sola tarea. Pueden durar 30 o 90 minutos, según cuánto tiempo podamos destinar. Pero cuanto más tiempo, mejor. En este caso, la tarea diaria es escuchar a tus hij@s.
¿Cómo escuchar a los hij@s?
Haz contacto visual con él o ella. Cuando escuches a tu hijo es recomendable que detengas todas las actividades y te mantengas ajeno a las distracciones.
Tómate el tiempo para conocerlo: Escuchar sus percepciones, sus problemas, y sus expectativas. A veces, hay hijos poco comunicativos (esto es común con adolescentes) y ante ello algunos padres intentan sacar esta información a modo de interrogatorio policiaco. De ser así, recomiendo maneras más amigables para conocerlo. Por ejemplo, puede ayudar que vean una película juntos y después preguntes a tu hijo cosas como “Si tuvieras el mismo problema que el protagonista ¿Qué hubieras hecho?” “¿Alguna vez has sentido lo que vivió este personaje?” Así puedes conocer su manera de pensar en una forma en la que no se sienta intimidado.
No lo interrumpas. Permite que tu hijo pueda hablar sin interrupción y deja que termine su discurso. Esto ayuda a que se sienta validado y con confianza para externarte su opinión en futuras ocasiones.
Si te comparte un problema es importante que averigües qué necesita: ¿Sólo quiere ser escuchado? ¿O quiere que le ayudes a encontrar una solución? A veces ellos sólo quieren poder expresar sus emociones. De ser así, préstale atención y evita decirle cómo se debe de sentir. Con frecuencia escucho padres o madres que dicen cosas como “No debes estar triste, ya olvídalo.” “No te enojes, porque el que se enoja pierde”. Ayudar a tu hijo a poner en palabras lo que siente, tiene un efecto muy positivo que lo hace sentir ligero, aliviado y con claridad mental para tomar perspectiva y encontrar soluciones. Pregúntale si quiere que lo ayudes a encontrar una solución y de ser así, constrúyanla juntos. No lo soluciones tú.
Saber escucharse en el núcleo familiar comienza con que tú como madre o padre seas un buen escucha. Desarrollar esta habilidad es todo un arte pero sin duda ayuda significativamente a que tus hijos desarrollen su mente, su lenguaje, y sus relaciones interpersonales de manera óptima, lo cual contribuye a que se conviertan en adultos sanos y felices.
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Nota del editor: Adriana Castro tiene una especialidad en Psicología de la Creatividad por la Universidad Autónoma de Barcelona. Es fundadora de Call to Action: Empresas felices. Síguela en Facebook Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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