En ese sentido, las revelaciones del libro por publicar de John Bolton, el exasesor de seguridad nacional de Trump, dadas a conocer por el New York Times (NYT), implican al presidente y reafirman el intercambio de seguridad a cambio de información por parte de Ucrania. Precisamente se requieren 51 votos para traer testigos al Senado, siendo 45 los senadores demócratas, más dos independientes que pudieran sumarse a favor, por lo tanto, les faltarán cuatro votos que deberán de provenir de senadores republicanos.
Por ello, todos los ojos están puestos en figuras como, Mitt Romney, senador por Utah o Susan Collins de Maine, ambos críticos de Trump. Entre otros, cuyo futuro político no está en riesgo.
En esta trama política, Trump está nervioso -rompió récord en su cuenta de Twitter el segundo día del juicio con 142 tuits-, según un recuento de FactbaseFeed y se convirtió en el primer presidente en asistir a la marcha por la vida -contra el aborto- en aras de refrendar desesperadamente sus vínculos con el voto evangélico que le dotó alrededor del 80% de los votos en 2016. Precisamente, el tema del aborto y los derechos reproductivos serán grandes temas de debate dentro de la contienda política.
La apuesta demócrata presenta riesgos y no tiene cerrada todas las pinzas, sobre todo cuando hablamos del timing, un factor indispensable en el año electoral. El juicio político se presenta en el Senado 10 meses antes de la elección y esto no les dota de ninguna garantía de triunfo.
Es en este periodo atestiguaremos una campaña feroz y despiadada debido a la guerra bipartidista y la polarización extrema en Estados Unidos. Será una campaña oscurantista basada en miedos y prejuicios y demeritando razones, sobre todo se verá al presidente reditar el guión del 2016, que probó ser políticamente exitoso y rentable donde la mexicanofobia jugó un rol estelar.