No me centro en hacer mejor mis 42 kilómetros, me enfoco en mi estado físico, y luego en marcas más pequeñas. Si mejoro dramáticamente mis 10 mil metros, mi pronóstico será sustancialmente mejor.
Es más, si mejoro mis 200, 400 y 1,000 metros, según las calculadoras de ritmos, aumentaré las probabilidades de lograr la meta. Y así encontraré 4 o 5 variables más en las que me puedo concentrar. Sabiendo que con cada meta específica estoy aumentando mis posibilidades en 42 kilómetros, ¿ya lo cachas?
El resultado final es una consecuencia. Una bailarina no debe concentrarse en ganar una medalla o ser profesional, sino en variables como la flexibilidad, la composición corporal o lograr aspectos específicos como saltar más alto, mejorar su capacidad cardiaca, la fuerza en el abdomen o la expresión. Son metas pequeñas que impactan exponencialmente el resultado.
Ahora regresemos a tu meta. Sí, a la tuya, la del que está leyendo, ¿en qué te debes concentrar? Supongamos que quieres vender el doble; no te centres en la cantidad de dinero que quieres generar, sino en otras variables, por ejemplo, ¿cuántos clientes ves al día?, ¿cómo aumentas el tráfico en tus espacios digitales?, ¿cómo mejoras tu nivel de escucha y conexión con tus productos?
Sabes que algo está bien planteado porque te puedes concentrar en aspectos muy específicos, que al final impactan el resultado de una manera exponencial.
Si a cada 3 de 10 clientes les encanta tu producto, ¿cómo lo puedes hacer irresistible para 6 de cada 10? En eso debes de concentrarte, porque si solo te centras en atraer más prospectos, cada vez tendrás más trabajo, pero te comprarán muy poco.