Mientras para Pemex la respuesta está en construir una refinería que produzca gasolina y diésel, principalmente , para otras empresas el camino parece estar en una mayor integración de las actividades de refinación y petroquímica. Vale aclarar que esto no es un modelo de negocios reciente, la disrupción más bien consiste en elevar sustancialmente la proporción de petroquímicos que se puede obtener al procesar crudo.
A esta ruta que en inglés se le denomina crude-oil-to-chemicals (COTC) ha encontrado en Asia y el Medio Oriente las condiciones para empezar a crecer, e implica llevar los rendimientos petroquímicos por arriba del 40% - un número mucho más robusto que los rendimientos convencionales, los cuales oscilan entre 5 y 20%.
Con el objetivo de obtener más dólares por cada barril de petróleo procesado, ARAMCO y SABIC de Arabia Saudita planean echar a andar un complejo en el 2025 que, al refinar 20 millones de toneladas por año de crudo ligero (o 400,000 barriles por día), produzca 9 millones de toneladas de petroquímicos. La intención es que 45% de los derivados de cada barril procesado sean petroquímicos.
ARAMCO sabe que tener costos de extracción competitivos, reservas abundantes y una producción de crudo alta le da una ventaja, o varias, sobre algunos de sus competidores, y se prepara para hacerse de una mayor participación en el mercado de las resinas plásticas. La petrolera saudí ha firmado acuerdos de cooperación tecnológica para desarrollar la capacidad de convertir el 70-80% de cada barril de crudo en petroquímicos.
Además de ARAMCO, varias empresas de China igualmente han tomado nota de las perspectivas globales de la petroquímica y están conscientes de que su mercado doméstico es el más relevante y lucrativo. En China, convertir crudo en precursores petroquímicos es una tendencia que avanza más rápido de lo que se estima.