Para el problema del coronavirus, los chinos han encontrado un remedio de poder ser controlado en menos tiempo de lo estimado y ello lleva a que cualquier país que quiera una alianza con China querrá conseguirlo bajo condiciones que demuestren que tiene para intercambiar algo.
Estados Unidos ha demostrado hasta el momento que es el único que puede tener una relación bilateral de negociaciones comerciales que involucren dinero, energía y tecnología. La apuesta realizada por este país al poner aranceles a productos de China han dado la razón de no dejarse amedrentar por el dinero; si tiene algo que le interesa lo comprará. Por ejemplo, el acuerdo firmado uno días antes del brote de coronavirus, el pasado 15 de enero, en el cual Estados Unidos y China pactaron aumentar las importaciones de energía. Por parte del país asiático, alrededor de 52.4 mil millones de dólares en los próximos dos años e incluirá gas natural licuado, petróleo crudo, productos refinados y carbón.
Ahora la OPEP está preocupada porque habían considerado cortar para 2020 alrededor de 500,000 barriles por día, pero a diferentes escenarios prevén la necesidad de mayores recortes de producción. Una proyección, si el brote de virus es severo y dura unos seis meses, es que el mercado tendría un sobreproducción de 1 millón de barriles por día en el segundo trimestre y como consecuencia la organización tiene que actuar para poder mantener el precio de barril por arriba de los 60 dólares, si no afectarían la entrada de dinero a los países miembros.
Otro ejemplo; Nigeria colocó en su presupuesto 2020 un precio de 57 dólares por barril; Arabia Saudita de 55; Irán 50 y Rusia 50, entre otros. Cada dólar que deja de entrar compromete el ingreso. Quien haya comprado un seguro de cobertura ayudará en un tiempo y volumen determinado. En Estados Unidos, con 40 dólares el costo de barril, la actividad en Shale podrá continuar.
Arabia Saudita, el líder de facto de la OPEP, está presionando para que el cartel y sus aliados productores de petróleo hagan un recorte profundo de la producción a corto plazo, ya que busca frenar la caída del precio del petróleo provocada por el virus. Pero el embajador chino advirtió a la salida de la reunión de la OPEP a donde fue invitado, a que los delegados no sobreestimen el impacto de la crisis. "No hay necesidad de pánico". El Sr. Wang informó a los funcionarios sobre los esfuerzos de Beijing para combatir la propagación del virus, como cerrar ciudades, limitar los movimientos nacionales y extender las vacaciones.