(Expansión) – El mundo cambió. Definitivamente. Para todos. Hasta para Clorox, que no alcanza a surtir al mundo de desinfectante. Y si Clorox tiene un problema, imaginemos lo que le pasa al resto de la gente. No hay ninguna relación entre el mundo de antes de la pandemia y el que nos espera en el futuro. No hay proyección porque todavía estamos cayendo.
La relación con el presente también es diferente. Se anularon los códigos que organizan la vida alrededor del mercado. Se rompió la cadena de pagos. El que da un servicio no sabe si lo que hace es útil y no puede pagar los costos ni el alquiler. Los empresarios que más tienen son los más vulnerables en estos momentos; tienen más para perder. Nadie sabe dónde está parado. No hay certezas.