El precio del barril radica en la entrega a 30 días o compra de futuros, es decir compran los barriles de hoy para entregar en el futuro a las condiciones del mercado en el tiempo para la utilización en refinerías o almacenamiento.
Ante esta situación, el mundo ha reaccionado en las últimas semanas en cuanto a la demanda real de la materia prima por la afectación directa del COVID-19 en la movilidad de las personas para realizar las actividades “cotidianas”, como el desplazamiento de un punto a otro por medio de la utilización de motores que realiza la combustión de combustibles que provienen de la refinerías.
Ante la baja de la demanda a nivel mundial, que ha llegado hasta la contracción de la compra en las estaciones de servicio entre el 30 a 50%, las refinerías han dejado de adquirir crudo y ante ello ha surgido una sobre oferta en el mercado mundial de alrededor de 15 a 20 millones de barriles diarios.
La sobre oferta ocasiona un desbalance entre lo producido y la demanda, dando lugar a que al continuar produciendo se tiene que almacenar el crudo que el mercado no compra.
La OPEP+ en la reunión
La misión y objetivo principal fue reducir la producción para permitir el almacenamiento gradual y programado en función de la demanda en los tiempos de entrega. El momento de la utilización del crudo juega un papel importante debido a que algún país que compre al día, el aislamiento continúa en los 30 días de entrega y tendrá que almacenar un parte y enviar a refinar lo que requiera. Pero el problema radica en el caso de que algún país no cuente con un almacenamiento para varios días (como México), por lo que tendrá que dejar de comprar o buscar algún almacenamiento en el mundo, en tanques, barcos o pipas.