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#MeQuedoEnCasa, ¿qué habría que hacer como individuos, empresas y gobiernos?

En medio del confinamiento es necesario identificar aquellos aspectos que están cambiando y que marcarán el rumbo de nuestras vidas, opina Federico Casas Alatriste.
jue 30 abril 2020 11:58 PM

(Expansión) – En medio del confinamiento por la pandemia del COVID-19 es necesario identificar aquellos aspectos que están cambiando y que marcarán el rumbo de nuestras vidas. Entre las muchas variables, hay una que tendrá un gran impacto: la tecnología.

En estas semanas, muchas personas han descubierto que, gracias a la tecnología, pueden seguir trabajando, estudiando y viviendo sin necesidad de desplazarse. Este fenómeno no es nuevo, pero ahora más gente ha experimentado que esto, no sólo es posible para infinidad de actividades, sino que es más eficiente.

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Para los habitantes de las grandes metrópolis, que trabajan en oficinas, queda claro que ahorrarse tiempos, costos y riesgos de los traslados representa un beneficio personal que permite lograr los mismos resultados que antes y además genera mejoras en la calidad de vida y en el medio ambiente.

Es inevitable cuestionarse si vale la pena usar el transporte público o un auto por una o más horas diarias, para llegar a una oficina, trabajar, regresar al tráfico y volver a casa en la noche, cuando muchas de esas actividades pueden hacerse sin necesidad de trasladarse. Por otro lado, las empresas se están dando cuenta que pagar por espacios de oficina para sus empleados no sólo es caro e ineficiente, sino innecesario.

En lo individual, por ejemplo, un empleado de oficina antes dedicaba una porción de su gasto a mantener un auto y a comer fuera de casa; ahora, una parte importante la dedicará a pagar un celular, los servicios de comunicación como Zoom o Webex o, los servicios a domicilio como Uber Eats o Cornershop y el entretenimiento como Netflix.

Cuando ese caso individual es multiplicado por millones, la transferencia de recursos de las industrias tradicionales a las nuevas es monumental. Con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del 4º Trimestre de 2019, al menos 10.5 millones de personas en México trabajan en oficinas y potencialmente podrían trabajar, al menos parcialmente, a distancia.

A nivel macro, las industrias que dominaron la escena económica en el siglo XX como la automotriz, petrolera, de transporte, inmobiliaria de oficinas y otras que sirven y abastecen a las personas mientras están fuera de casa como la hotelera y restaurantera, tendrán un fuerte impacto, sufrirán procesos de consolidación y ajustarán sus dimensiones a una nueva realidad que ya no girará en torno al paradigma de “reunir diariamente a los empleados o a los clientes bajo un mismo techo”.

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Cuando se habla de ganadores y perdedores en esta contingencia se tiende a decir que gana un país (China) y otros pierden (Estados Unidos y Europa). Más bien, hay industrias que pierden y otras que aumentarán su tamaño y su influencia, en estas últimas estarán sin duda las grandes tecnológicas y sus ecosistemas de proveedores y aliados. Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon y Facebook, ya representan el 18% del valor total de capitalización del mercado S&P 500.

Esta tendencia se ha ido gestando en los últimos años. Tan sólo en 2018 y 2019, de acuerdo con los índices por sector del S&P 500, las empresas del sector automotriz perdieron 31% de su valor, las petroleras 9% y las tecnológicas lo aumentaron en 36%. Hasta abril de 2020, las automotrices perdieron otro 32% de su valor, las petroleras 24% y las tecnológicas solamente 6%.

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Y ante el #MeQuedoEnCasa, ¿qué habría que hacer como individuos, empresas y gobiernos?

Como individuos habría que reflexionar sobre qué ajustes hay que hacer en la forma de vivir y de gastar, qué dejar y qué buscar a cambio. También pensar si el oficio que se desempeña seguirá siendo requerido y si no, qué ajustes deberá tener y en dónde podrá desempeñarse o buscar oportunidades.

Respecto a las empresas, la mayoría de las grandes están trabajando desde hace un par de años en procesos de transformación digital, ante estas circunstancias habrá que acelerar el paso para reinventarse e innovar.

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Las que no han iniciado este proceso deberán analizar si estos cambios en la dinámica social y de consumo impactan en su negocio. Si no, habrá que seguir como antes, pero para muchas será necesario replantear estrategias de negocio y empezar de inmediato un proceso de transformación digital.

Como gobiernos, será importante entender las implicaciones de estos cambios para la población, buscar mecanismos de mitigación de daños en los sectores afectados y habilitar la transformación hacia adelante.

Como siempre, es un tema de asignación de recursos escasos a necesidades y oportunidades ilimitadas. Apostemos al futuro y a aquellas industrias que serán relevantes. Siempre ha sido la fórmula. Hoy más que nunca.

Nota del editor: Federico Casas Alatriste es miembro del Consejo Directivo de la empresa. Fue Director General de T-Systems México por 15 años. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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