México es un pueblo fascinante, lleno de matices y claroscuros que a lo largo de la historia han definido su personalidad y carácter. Elementos tales como la cultura, la tradición, la comida, la familia, la política, la religión, la sociedad y un sinfín de cosas más han trazado la complejidad y la esencia de su territorio y de sus habitantes. Pero, ¿desde dónde podemos abordar y situar la presencia de esta nación dentro de un mundo en constante movimiento?
Los desafíos que ha traído consigo la implementación de las democracias modernas, así como la apertura global antes mencionada, han causado nuevos enfoques en todas las esferas. En efecto, el país tiene numerosas cuestiones internas por resolver, como lo son la pobreza, la corrupción, la marginación y la injusta repartición de riqueza que notablemente impera.
Pese a ello, la esperanzadora visión de la sociedad mexicana hacia un futuro en busca de desarrollo y una mejor forma de vida podría dar como resultado un país con hambre de progreso, de oportunidades e ilusiones, siempre y cuando se canalice de la forma adecuada. No obstante, tendrá que enfrentar las resacas de un mundo en crisis y carente de paz, además de afrontar a sus propios demonios.
Es ahí donde la reflexión sobre el lugar que México ocupa en el mundo cobra sentido. Sí, tenemos muchos pendientes que resolver en casa, pero el planeta no se detendrá a esperarnos y el progreso de muchas naciones continuará. El considerar que “la mejor política exterior es la política interna” es un craso error que podría desdibujar el liderazgo azteca en el plano internacional y dejar sepultados muchos de los avances que el país ha logrado en dicho ámbito.
Nos encontramos frente a un nuevo orden mundial, lo queramos ver o no, en donde ya no existe la Guerra Fría como la conocíamos, pero perdura a través de otras expresiones (cibernéticas, por ejemplo); en donde los bloques económicos no garantizan el éxito de los países; en donde el estado nación ha transmutado a un ente en ocasiones superado por actores no convencionales como el crimen organizado y el terrorismo.