Sus ejecutivos deben ejercer un liderazgo ético, comunicando de manera clara y efectiva las medidas que se están tomando, sin eludir hablar de los dilemas a los cuales se enfrentan y de qué manera los piensan abordar y, en lo posible, resolver. Seguramente las empresas que ahora mismo están gestionando de mejor manera estos temas sean aquellas que llevan ya años desarrollando estrategias integrales en este sentido y que se destacan por un buen desempeño en temas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (o asuntos ESG, por sus siglas en inglés).
Y es también muy probable que aquellas que no le han dado importancia a estos temas en el pasado, sean las que más queden expuestas de manera negativa en sus respuestas frente a la pandemia. Adicionalmente, aquellas empresas que operen en sectores que se han visto beneficiados dentro de esta coyuntura por una mayor demanda de los servicios o productos que brindan – por ej., los sectores de comercio electrónico, el farmacéutico, de software y plataformas tecnológicas o de entretenimiento digital, etc. - serán probablemente evaluadas aún con mayor escrutinio (y severidad en el caso de malas prácticas).
La pandemia acelera la revolución 4.0 en las empresas
En todo caso, lo importante será que las empresas hagan el esfuerzo de tomar decisiones en este desafiante presente siempre con una mentalidad del día después: una vez que esta crisis pase, ¿de qué manera habremos sido capaces de poder construir (o destruir) confianza en las relaciones que entablamos con nuestros empleados, clientes y comunidades locales? ¿Cómo seremos evaluados por los reguladores y los medios de comunicación? ¿Y los inversores?
Grandes asset managers como State Street, BlackRock, y otros ya han adelantado que seguirán observando cómo las empresas están gestionando los temas ESG (especialmente asuntos tales como salud y seguridad, licencias pagas, compensación y dividendos) durante y después de la crisis de COVID-19. Ésta será una forma efectiva de lograr que la confianza y la consiguiente reputación que a una empresa le ha llevado años construir no se vea afectada de manera irreparable a partir de un contexto como el actual.
Nunca antes la integridad corporativa ha sido puesta a prueba en tal magnitud. Aquellas empresas que logren superar de manera positiva estos desafíos serán las que se encontrarán en mejor posición el día después.
Nota del editor: Gabriel Cecchini es consultor en Gobierno Corporativo, Integridad & ESG. Síguelo en LinkedIn y en Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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