OPINIÓN: Kit de supervivencia para empresas de mercadotecnia
8. Consolidar una organización ligera a través de la tercerización, la nube y las alianzas exponenciales. Una de las claves para tener capacidad de reacción ante las situaciones que nos plantea el mundo actual está en mantener dentro de la empresa solamente aquello que forma parte medular de su actividad principal. Todo lo demás debe recaer sobre terceros.
Quien encabeza la empresa debe enfocarse en que el éxito recaiga sobre el proceso. Esto dará a la organización la agilidad necesaria para ajustar la oferta de productos, así como la capacidad de producción y comercialización. Netflix, Uber, AirBnB y Rappi, por ejemplo, corren su negocio sobre la infraestructura de otros. En cambio, controlan el proceso de principio a fin; son dueños de sus bases de datos y se enfocan en el producto y servicio al cliente.
En suma, el Director General deberá estar preparado para deshacerse de todo lo que no sea central para construir valor de capital y utilidades. Aquí la pregunta central es: ¿Tiene el Director General la claridad mental y las agallas para reorganizar su sistema de negocio dentro de un mundo colaborativo, abierto y flexible?
9. Reforzar el propósito social y comunitario. Un Director General no debe limitarse a fungir como el capitán de un barco en lo técnico y financiero. Su responsabilidad se extiende a velar y administrar el estado emocional y motivación de su equipo. Para ello, es necesario incorporar valores universales y humanos que promuevan la bondad, la compasión y la generosidad como filosofía de vida.
A raíz de esta pandemia, se añade un reto más a superar en este punto: un número creciente de colaboradores directos e indirectos proveerán sus servicios desde casa o vía remota. Esto significa que las habilidades y mecanismos para supervisar esta nueva forma de trabajar deben estar ya en vías de desarrollo o, de preferencia, establecidos con claridad para poderlos administrar debidamente. Los buenos colaboradores duran más y son más productivos en empresas con entornos emocionales sanos y propósitos sociales claros.
10. Excelentes habilidades de comunicación verbal y escrita. No hay forma que un Director General funcione si no es capaz de destacar al hablar en público, escribir, realizar una presentación y comunicar con destreza sus ideas. En este sentido, estoy convencido de que la forma es el fondo cuando se trata de relacionarse con colaboradores, acreedores, inversionistas, clientes y sociedad.
Cuando el líder es un buen comunicador, esto permea en toda la organización hasta generar un sistema acertado de mensajes, valores y expectativas. Una nota importante: la comunicación asertiva y eficiente no se define por la personalidad natural del líder. La timidez, introversión o desenvoltura no están relacionadas directamente con la capacidad para establecer ideas con claridad, en tiempo y forma.
Estos criterios pretenden ir más allá de los aspectos tradicionales que se utilizan para evaluar a quien dirige una empresa o corporación. La historia y los resultados palpables en las finanzas, contabilidad y operaciones no han perdido su relevancia al hablar de liderazgo. Considero, sin embargo, que no cubrirán por completo las expectativas de quienes arriesgan su patrimonio en un entorno que se transforma continuamente y que enfrenta, con más fuerza y frecuencia que nunca, a factores disruptivos.
Nota del editor: Juan Saldívar es consultor de negocios, inversionista y experto en medios y mercadotecnia. Su pasión está en el futuro de las marcas, el comercio, el diseño estructural y el reclutamiento de posiciones críticas para el futuro del trabajo. Síguelo en Twitter como @Juan_Saldivar y/o escríbele a Juan@sws.ms Las opiniones publicadas en esta columna y la imagen para ilustrarla pertenecen exclusivamente al autor.
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