La tasa observada en el primer trimestre de 2020 fue la más baja para cualquier trimestre desde el tercer trimestre de 2009. Sin embargo, también fue la cuarta consecutiva con resultado negativo, lo cual muestra que la economía ya llevaba en año en contracción y la llegada de la crisis por la pandemia de COVID-19 acentuó esa caída.
En 2019, por ejemplo, la economía se contrajo (-)0.3% anual, sin duda perjudicada por acciones del gobierno federal que disminuyeron la certeza jurídica y la certidumbre otorgada a inversionistas nacionales y extranjeros. Estas acciones han continuado en 2020, por ejemplo, con la reciente publicación de un acuerdo encaminado a frenar la entrada de proyectos de energía limpia. La falta de inversión puede suponer un obstáculo para promover una recuperación económica más acelerada una vez que se supere la crisis del coronavirus.
Aunque la contracción en el primer trimestre de 2020 fue fuerte, se espera que el mayor impacto económico en México se observe durante el segundo trimestre del año (que incluye los meses de abril, mayo y junio), cuando ya se contemple por completo la imposición de las medidas de Sana Distancia y el impacto sobre la generación (o eliminación) de empleos formales.
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En su informe trimestral para los primeros tres meses del año, publicado el miércoles 27 de mayo, el Banco de México enfatizó la falta de certidumbre sobre la economía mexicana en el corto plazo y generó tres posibles escenarios para el desempeño de la economía en 2020 y 2021. Bajo el escenario más optimista, la economía caería (-)4.6% en 2020 y tendría una recuperación de 4.0% en 2021. Sin embargo, contemplan también la posibilidad de que la contracción económica no sólo se dé en 2020, sino que continúe en 2021, con tasas de (-)8.3% y (-)0.5%, respectivamente.
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