Este 15 de junio la CDMX retoma la actividad económica, en medio de la incertidumbre que aún provoca la pandemia. La reapertura será gradual, pero intensificar la movilidad de las personas podría multiplicar los contagios, las muertes, cerrar otra vez la economía. Pero hay datos duros que obligan a tomar esta arriesgada decisión: se estima una contracción económica en la ciudad de hasta 10%, la pérdida de 300,000 empleos formales, una profunda crisis en la informalidad, recortes al gasto corriente por 25,000 mdp, el desplome de las actividades industriales y comerciales de 50 y 70%, respectivamente.
Ciertamente, hay pocos elementos para documentar nuestro optimismo y muchos para alimentar nuestro pesimismo sobre el curso que tome el COVID-19 en la CDMX. También es cierto que el diálogo entre la IP y Claudia Sheinbaum ocurre, a diferencia del drama que protagonizan las cúpulas empresariales y la Federación. En el Edificio del Palacio del Ayuntamiento, dicen varios empresarios, despacha alguien que no desdeña la ciencia, que no tiene la receta perfecta pero escucha, enfocada en sacar a la ciudad de la emergencia sanitaria y en manejar la reactivación económica basada en datos técnicos.
El problema está en la carencia de programas concretos de apoyo. Ahí sí se reproduce el mismo comportamiento de la Federación. No hay apoyos fiscales ni financieros, las empresas no tienen capital para pagar nóminas, comprar materias primas, pagar a proveedores, y eso no nos llevará a una reactivación rápida, consistente y generalizada. Tampoco hay estímulos a trabajadores no asalariados ni del comercio informal, por lo que mientras no haya una reactivación vigorosa aumentarán las probabilidades de estallidos sociales.
“Se observa presión del comercio informal en la CDMX, en zonas con poca industria y donde el sector servicios es de bajo valor agregado; ya hay precarización social y exacerbación de la pobreza, que pueden provocar inestabilidad social”, dice José Luis de la Cruz, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Concamin.
“Bien por la apertura al comercio al por menor (uno de los sectores que puede operar en esta primera fase de reactivación), pero la pregunta es quién va a consumir. Hay un ciclo dual donde la oferta y la demanda están en shock”, explica Carlos Flores, director de Corazón Capital. “Lo relevante es cómo IP y gobierno articulamos iniciativas de generación de empleo y recuperación de capacidades de consumo. Ojalá hacia 2021 tengamos mejores condiciones”.