Las lecciones del coronavirus

¿Qué lecciones debemos aprender de la catástrofe del coronavirus buscando lo importante sin descuidar lo urgente?, cuestiona Xavier Ginebra.

(Expansión) – Stephen Covey señaló en su clásico libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva el peligro de dejarse ahogar por lo urgente, dejando de lado lo importante. Nuestro interés en estas líneas es profundizar en las lecciones (lo importante) de esta pandemia, una vez que hayamos superado lo urgente (el freno en la transmisión del virus).

Recordemos el episodio de Noé y el arca. Tras un gran diluvio, perecieron miles de personas; mientras Noé trabajaba en la creación de una empresa, el arca, en la que colocó a sus familiares y una pareja de cada una de las especies vivientes, mientras recibía burlas. ¿El fruto? La conservación del género humano y de los seres animales. Noé esperó el tiempo necesario para salir, hasta que tuvo señales de que podía volver a la Tierra. Perecieron infinidad de personas que se ahogaron en lo urgente, dejando de lado lo importante.

¿Qué lecciones debemos aprender de la catástrofe del coronavirus buscando lo importante sin descuidar lo urgente? Que el modelo neoliberal ya se hizo trizas. Junto a sus virtudes, el capitalismo global nos dejó heredó múltiples “pandemias”: una terrible desigualdad; el desmantelamiento del Estado del Bienestar, que hubiera permitido enfrentar esta pandemia al contar con buenos sistemas públicos de salud; el consumismo y el hedonismo desenfrenados; el subjetivismo filosófico; el descuido del calentamiento global por la producción a ultranza.

Todo esto nos ha dejado sinnúmero de secuelas: violencia, aborto, materialismo, divorcio, contaminación, desempleo, crisis del pensamiento.

¿Cuáles son los remedios? Volver a poner al hombre y a la comunidad en el centro de la economía y de la política. El ser humano no es sólo individuo de una especie: es ante todo persona, un quién espiritual, no sólo un qué, con capaz infinita de crecimiento.

El fin del hombre se encuentra en la comunidad. La solución a esta pandemia vendrá de los tres agentes comunitarios que hacen posible el cambio social, de acuerdo a Leonardo Polo: la familia ética, pues el hombre es familiar antes que social; la empresa como comunidad humana, que no debe tener como su fin exclusivo la obtención de ganancias a cualquier costo y la universidad, que debe volver a sus raíces medievales para buscar la Verdad con mayúscula.

Junto a lo anterior debemos poner los ojos hacia una economía sostenible. Los seres humanos formamos un hogar común. Esto debe hacernos cambiar todos nuestros paradigmas éticos y económicos, como ha señalado el papa Francisco en su encíclica Laudato Si.

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Hay que apostar por una ecología integral; buscar modelos sustentables de desarrollo; crear un sistema de derecho internacional que se enfoque en resolver los nuevos problemas humanos globales: el agua, la migración y cualquier amenaza social.

Estamos en un tiempo eje, aquellos momentos de cambios históricos en que el ser humano se juega la existencia: 1648, 1789, 1848, 1914, 1929, 1945, 1989, 2008 y 2020. En casi todos ellos hubo una revolución de cambio de paradigmas. Ojalá que la desgracia del COVID-19 nos lleve como Noé a empezar a construir un arca iniciando con la crítica de los modelos existentes; eso es lo importante.

Nota del editor: Xavier Ginebra Serrabou es Máster y Doctor en Derecho económico, Profesor Investigador de la Facultad de Negocios de la Universidad De la Salle Bajío y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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