Entonces, ¿qué va a pasar con las oficinas?
Con todos los beneficios operativos, económicos, e incluso de salud del trabajo a distancia, algo lógico sería preguntar entonces si vamos a volver a una oficina o si será conveniente tener un espacio físico concentrado para los colaboradores.
En la actualidad, aunque pareciera ser una práctica que se quedará atrás, es importante puntualizar que las oficinas no van a desaparecer. Pero ante esto, sí es necesario pensar en el rigor que implica cumplir un horario de 9 a 6, durante 5 días a la semana, desde casa. En esta posibilidad es crucial encontrar un ajuste dentro de la nueva normalidad, pensando en la salud mental de la gente al estar dentro del mismo espacio y ver disminuidas sus relaciones laborales.
OPINIÓN: Marcas: sobrevivir, mantener la relevancia y encontrar el neonormal
La reducción en el tamaño de oficinas resulta en una menor inversión en términos inmobiliarios, la cual puede aprovecharse en actividades que fomenten el desarrollo humano y profesional del colaborador a distancia; cursos, talleres u otras actividades que ayuden a formar una identidad corporativa que logre adaptarse al modelo de trabajo remoto.
Operaciones más enfocadas hacia un mejor servicio a clientes
Un punto esencial y diferenciador dentro de las nuevas concepciones laborales tiene que ver con establecer una renovada filosofía corporativa, acorde con los tiempos que viviremos y enfocada al perfil de cada industria que se vea impactada por los nuevos modelos de trabajo.