Esta nueva realidad pone de manifiesto las desigualdades de nuestra sociedad, pero también nos brinda la oportunidad de reducir esas desigualdades, donde la salud no sea un privilegio de unos pocos, sino un bien común al que todos debemos contribuir.
Los avances en ciencia y tecnología pueden agudizar estas inequidades, sobre todo si no se pone suficiente atención a una difusión más amplia y a la adquisición de habilidades por parte de la población en su conjunto.
En México hemos iniciado tardíamente la transformación de nuestras universidades hacia el desarrollo de capacidades de investigación y de transferencia de conocimiento, por ello es necesario impulsar y financiar proyectos integrales que propongan avanzar hacia modelos de universidades y de centros de investigación comprometidos con la innovación y el emprendimiento, en donde se fomente la cultura pro emprendimiento entre investigadores, estudiantes y egresados. Algunos ejemplos de este tipo de proyectos pueden ser:
1. Establecer sistemas de certificación, en donde las universidades puedan optar por adherirse a ser evaluadas en temas de vinculación científica y tecnológica, este esquema lo tiene Alemania.
2. Desarrollar seminarios optativos sobre creación y desarrollo de empresas de base tecnológica, que busquen acercar a los futuros investigadores a la opción emprendedora.
3. Otorgar financiamiento a proyectos de investigación cuyos resultados sean susceptibles de ser comercializados a través de una nueva empresa o mediante transferencia tecnológica.
4. Lograr nuevas soluciones a los mismos problemas, mediante la integración de proyectos basados en la información tecnológica contenida en el sistema de patentes, esto puede evitar el replicar los esfuerzos de investigación realizados por otras instituciones; un ejemplo inmediato podría ser el producir respiradores tecnológicamente viables y de bajo costo.